En el norte del país hay más de 150 sitios arqueológicos con miles de piedras grabadas por quienes vivieron en estas tierras hace al menos 4.000 años. Se trata de un patrimonio cultural casi único en el continente y sin embargo está en peligro ante la indiferencia y el desprecio por el pasado, por un lado, y por las actividades humanas como la ganadería, la forestación, los arrozales y el uso de la piedra para la construcción de pisos, embalses y muros, por otro. En el norte del país hay petroglifos, es decir, piezas de arte rupestre que consisten en rocas grabadas con diseños variados, que fueron realizados por los pobladores de estas tierras hace al menos 4.000 años. Y no se trata de una decena o veintena de grabados, sino de miles y miles de que se esparcen por cientos de sitios de Salto, Artigas y Paysandú.
CULTURA EN RIESGO
La mayor parte de los petroglifos presentan diseños de tipo geométricos con una alta variedad de motivos, en su enorme mayoría de carácter abstracto realizados sobre paneles de arenisca silicificada de afloramientos rocosos a cielo abierto. Se trata de pequeñas obras, ya que 70% de los petroglifos no supera el metro y que se encuentran mayoritariamente a una altura menor al medio metro. Según detalla en un completo informe La Diaria, este gran museo de la memoria de los pobladores que hace miles de años vivieron en el norte del país corre peligro. Por un lado, los grabados sufrieron modificaciones ya en la época en la que fueron realizados. Los españoles y portugueses no se caracterizaron por respetar mucho las culturas de los americanos que encontraron. Sería un error mirar aquella época desde la visión y los valores actuales. Sin embargo, aún hoy, los petroglifos siguen siendo ignorados y destruidos. Pocos comprenden que son restos de una cultura.
IMPACTOS DE LA PRODUCCIÓN
A la ignorancia y la desidia –no hay ninguna norma que proteja a estos petroglifos y que impida que los dueños de los campos los modifiquen o destruyan– hay que sumarle el avance voraz de la producción. Se ha incrementado el cultivo de arroz, y por eso se han represado muchos arroyos. Generalmente, para hacer ese represado se utiliza la piedra del lugar, tenga grabados o no. Todo eso implica remoción y el borrar testimonios del pasado. El ganado es otro problema. En el invierno las zonas altas son utilizadas tanto por vacas como por ovejas para dormir, por lo que al llegar la primavera hay partes con 15 centímetros de bosta sobre los grabados. Eso implica ácidos y una aceleración de la erosión. (En base a infome de La Diaria).
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