jueves 18 de abril, 2024
  • 8 am

La necesaria coordinación

Dr. César Signorelli
Por

Dr. César Signorelli

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Por el Dr. César Signorelli
Guy Ryder, Director General de la OIT, alerta que los trabajadores y las empresas se enfrentan a una catástrofe, señalando que se debe actuar con rapidez, decisión y coordinación y que las medidas urgentes podrían hacer la diferencia entre la supervivencia y el colapso.
En cada oportunidad que se le presenta el Organismo pone énfasis en la coordinación, que en sede de relaciones laborales se traduce en diálogo social.
En un programa de la televisión coincidieron los principales representantes del sistema laboral, esto es, la Central Sindical, la más importante Gremial Empresarial y el Estado en la persona del Ministro de Trabajo, habiendo coincidencia en poner el foco en el empleo. Más allá de las diferencias o matices que pudieran tener sobre el particular, las ideas resultan convergentes en este punto.
Las diferencias comienzan a aparecer en quien recae el asunto. Así, para el sector sindical, el tema pasa por la intervención del Estado, incluso mediante la asistencia directa a las empresas de forma de generar el ambiente propicio para generar empleos.
Y si bien todos parecen entonces coincidir en que sin empresas no hay empleo, las discrepancias empiezan a surgir cuando se analizan los modelos de empresas, dado que no todas crean puestos de trabajo e, incluso, algunas los eliminan.
En reciente publicación titulada «Manifiesto. Trabajo: democratizar, desmercantilizar, descontaminar», la que cuenta con la firma de 3.000 investigadores de 600 universidades de todo el mundo y que ha sido suscrito por personalidades como Dominique Méda, Nancy Fraser, Axel Honneth, Thomas Piketty, Chantal Mouffe, entre otros, también se pone el foco en la empresa, pero se propone un modelo sobre tres ejes, de los cuáles nos interesa fundamentalmente el que hace referencia a la democratización de las empresas, lo que se traduce en mayor y mejor negociación colectiva y que en relación al factor empleo debería hacerse en mayores términos de coordinación. Parece absurdo que alguna de las partes pretenda sacar ventajas en este punto.
Para que se dé ese escenario todos los actores deben partir de la coincidencia de que la economía mundial está pasando por graves dificultades, lo que impacta en las empresas y como consecuencia natural, en los trabajadores y en el empleo en general. Esta es una ineludible realidad.
Pero el grado de coincidencia sobre el particular muchas veces pareciera ser solamente aparente.
Esto está ocurriendo por ejemplo con el Seguro por Desempleo, el que viene siendo fuertemente utilizado con una finalidad que trasciende el interés de los directamente interesados.
No obstante, no ha pasado desapercibido que algunas empresas lo usan con fines desviados (como ocurriera en algunas empresas de la salud), la enorme mayoría de los trabajadores y sus organizaciones representativas en sus discursos aluden al instrumento como una herramienta que permite la distribución de trabajo y de ingresos, pero sin embargo resisten su utilización (los funcionarios de la CND recientemente, por citar un ejemplo) y por su parte el Estado no lo aplica en forma más extendida, como forma de reducir gastos y a su vez darle otros destinos diferentes a pagar salarios ociosos.
Deberá entonces profundizarse la coordinación. Para eso, resulta indispensable el diálogo franco.