martes 23 de abril, 2024
  • 8 am

Una cosa trae la otra

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
Una cosa trae la otra es una expresión que solemos escuchar en forma reiterada en las conversaciones coloquiales en cualquier sitio de nuestra comunidad, expresión que tiene sustento en la realidad vinculada al suceso de acontecimientos que suelen darse en cadena para bien o para mal.
En estos días leía una nota publicada en el diario El Observador que en Uruguay, entre el trece de marzo y el diecisiete de mayo de este año ha habido en nuestro país cuatro mil quinientas muertes en forma global, esto es, mil quinientas setenta y cuatro muerte menos que en el mismo periodo de dos mil diecinueve cuando habían muerto seis mil setenta y cuatro personas.
Esta reducción de la mortalidad en un veinticinco por ciento ha sido en el curso de la pandemia que nos afecta en los dos meses de mayor incidencia de infecciones por el coronavirus en nuestro país.
Aunque no nos permite sacar conclusiones definitivas es un acontecimiento que nos orienta a pensar que las medidas globales de prevención para el cobid-19 han incidido favorablemente también en la prevención de otras enfermedades sobre todo de asiento respiratorio.
Como suele suceder en cualquier área de la vida comunitaria, la conducta individual y colectiva juega un papel trascendente en la prevención de enfermedades y en sus consecuencias y que la salud no sólo depende de la disponibilidad de recursos económicos y técnicos si no de la actitud, de la educación y de la prevención.
Esto me recuerda otro acontecimiento constatado hace treinta años cuando en Salto comenzaron a aparecer los primeros casos de la infección VIH donde se unieron, por un lado el temor y por otro una intensa campaña educativa y publicitaria, pudimos constatar una dramática disminución de la sífilis diagnosticadas en Salto, de doscientos veinte casos anuales en promedio a cincuenta casos en los primeros años de la década de los noventa como consecuencia de la prevención global de las infecciones de transmisión sexual.
Esto confirma como destacaba al inicio que una cosa trae la otra, en este caso para bien, pero que lamentablemente, cuando cedieron las acciones educativas y publicitarias para la prevención, la sífilis no sólo recuperó los niveles anteriores sino que los superó.
No sé cuánto tiempo durará esta conducta preventiva para el covid-19, pero ya hay indicios de se va perdiendo la actitud colectiva de prevención porque estamos pasando del temor y la prevención al entusiasmo eufórico de que nuestro país ha derrotado la epidemia, olvidando que Uruguay no es un planeta aislado en el universo si no un pequeño país rodeado de países con a epidemia en plena expansión y con ejemplos como Chile que pasó de tener la epidemia controlada a una expansión incontrolable.
Es claro que no hay mejor recurso sanitario que la educación y la prevención que debe estar impregnada en los genes de cada ciudadano, que es recurso sanitario más genuino y eficiente estimulado por políticas educativas acordes a las necesidades de cada comunidad, que debieran comenzar desde el consultorio médico, comportándose no sólo como un lugar de diagnóstico y tratamiento de enfermedades constituidas sino básicamente como una fuente de promoción de hábitos saludables, preferiblemente antes de enfermar, obviamente complementado por acciones políticas generales de estado en todos los niveles, en áreas educativas formales, en los medios masivos de comunicación, en la comercialización y regulación de alimentos no saludables, en el manejo racional de las adicciones (drogas legales e ilegales incluido el alcohol), en la prevención de accidentes de tránsito y de trabajo, la protección adecuada ante las noxas ambientales y artificiales.
La conducta general es responsable de múltiples enfermedades evitables que nos agobian y sobrecargan y desbordan los sistemas sanitarios y donde el personal de salud en todos sus niveles, con los debidos apoyos debemos hacer el máximo esfuerzo posible, antes porque después suele ser tarde.
Nuestro país ha tenido resultados muy alentadores con las políticas de desestimulo del consumo de tabaco con marcada disminución de hábito de fumar sobre todo en los jóvenes.
Cualquier enfermedad evitable consume recursos necesarios para el cuidado general de la salud y a nivel individual suele dejar secuela que frecuentemente nos acompaña para el resto de la vida.