sábado 20 de abril, 2024
  • 8 am

Flora nativa en la ciudad de Salto

Ing. Agr. Tacuabé González Jiménez
tacuabenativo@yahoo.com.ar
Esta propuesta surge de la Dirección de Diario Cambio, a quien agradezco, para escribir notas sobre algunas especies de la flora nativa, destacando las características particulares que las harán reconocibles.
Previo a ello se establecen ciertas definiciones y aclaraciones. Es necesario situar el polígono urbano en el que se focaliza el análisis, delimitado por las Avenidas Garibaldi, Rodó –Reyles, Pascual Harriague y el río Uruguay. Sin perjuicio de ello, la metodología utilizada para la caracterización del área, con énfasis en la vegetación arbórea, es extensiva y válida para otras unidades urbanas.
Al centrarnos en la ciudad de Salto y su entorno, permite focalizar y acceder a ejemplares tipo, para poder observarlos y lograr su reconocimiento. En el proceso en el que vamos fijando el conocimiento de algunas especies, nos impulsa a conocer más árboles y por extensión arbustos, enredaderas y herbáceas.
El término Especie, que mencionamos varias veces, hace referencia al conjunto de organismos o poblaciones naturales, capaces de producir descendencia fértil.
Reconocer nuestros árboles implica valorarlos y respetarlos, entendiendo en este enfoque la relación árbol–espacio urbano, sus beneficios y sus inconvenientes. Así mismo permite que al internarnos en otros ámbitos, donde el desarrollo del ejemplar se expresa sin la intervención tan directa del Hombre, ver la relación del árbol con el entorno, árbol–espacio natural, logrando su reconocimiento dentro de un grupo heterogéneo de árboles. En síntesis pretendemos aumentar la sensibilidad para observar, apreciar y valorar nuestra flora autóctona.
En la ciudad, la presencia de estos vegetales tan cercanos a nuestras vidas, se nos presentan como unidades muy diversas en su población específica. La diversidad, tanto en la variedad de especies, como en la cantidad en los espacios “más naturales” como las costas del río Uruguay, del arroyo Sauzal y Ceibal así como en los espacios públicos de plazas y parques, es el resultado de decisiones y acciones de sucesivas y diferentes administraciones municipales y departamentales.
Desde la Administración del Dr. Marcelino Leal, primer Intendente de Salto, (1908–1915) por marcar un momento, hace más de 100 años, pensemos en los árboles que se han plantado, renovados y extraídos, sumándole también el aporte natural, sin intervención antrópica, que naturalmente sucede en esa evolución.
Esa diversidad se observa fácilmente en la composición vegetal de las veredas, y para aumentarla más aún, están los espacios particulares de jardines y parques privados que evolucionan según las decisiones de sus propietarios. Las sucesivas generaciones que incorporan o retiran ejemplares, van alterando año a año la composición vegetal en la ciudad.
Podría discutirse si ello es positivo o negativo, ésta será una evaluación del lector. No planteamos esta nota para “juzgar”. Partimos de la base de que hoy, en el año 2020 están aquí, conformando nuestro patrimonio vegetal urbano como un todo.
Si planteamos que es necesario mejorarlo en cantidad, calidad, sanidad y diversidad.
Si bien los árboles son característicos de muchos paisajes urbanos, también hay ciudades como Salto que se caracterizan en cierto momento del año por la floración de algunas especies como los Lapachos y los Ibirapitás.
Con sus formas, colores, texturas, aromas, sabores, sonidos y sombras nos deleitan individualmente o cuando se presentan en un conjunto otorgando identidad a ese lugar.
Si bien son las autoridades gubernamentales las responsables de los planes de forestación local, la sociedad organizada mediante diferentes formas de participación, debería ayudar aún más para que el arbolado se diseñe, implante y permanezca de la mejor manera posible, demostrando su grado de compromiso.
En la ciudad, el predominio de los edificios, pavimentos y los vehículos se encuentran con la sana y noble competencia de los árboles, para contrarrestar algunas deficiencias que la urbe genera, mejorando la calidad de vida de todes.
Destacamos algunos servicios que brinda la vegetación en la ciudad:
* Producción de oxígeno y absorción de bióxido de carbono.
* Retención de contaminantes.
* Amortiguación de ruidos.
* Modificación de la temperatura ambiente, disminución de la amplitud térmica.
* Creación de microclimas y disminución de la velocidad de los vientos.
* Modificación estética, caracterización de espacios.
* Disminución de erosión de suelos en valles de inundación de arroyos y río
* Regulación del ciclo hídrico.
* Producción de alimento y refugio para aves y otros organismos.
* Influencia terapéutica, cada vez más reconocida y valorada.
* Producción de leña, producción de flores, frutos y semillas comestibles.
* Mitigación y adaptación al cambio climático.
Salto es una ciudad que tiene una comunidad vegetal singular evolucionada por causas diversas, pero que nos desafía a incrementarla notoriamente y aún así estaremos lejos de alcanzar un “nivel de saturación”.
Algunas de las especies sobre el río Uruguay son la expresión de poblaciones casi exclusivas del norte del país. Es bueno recordar que para algunas especies estamos en el límite austral de dispersión natural.
Se debería compatibilizar la vegetación de la ciudad con los montes ribereños del río Uruguay y de los arroyos urbanos, que felizmente existen y se expresan en nuestra traza urbana.
Incrementar especies de esos ecosistemas ribereños hasta donde sea posible, y reducir la presencia de plantas invasoras es un anhelo, definiendo sistemas de manejo de esos relictos naturales muy degradados, que se pueden restaurar y proteger, porque tienen alto valor en cuanto a su biodiversidad paisajística, ecosistémica, poblacional y específica.
Es oportuno aclarar que no se desmerece la flora exótica sino que por el contrario valoramos su presencia en todos los centros urbanos del país y en particular en esta ciudad. Debemos tener en cuenta la presencia de especies que ya están definidas en nuestro país como invasoras, entre ellas son fácilmente reconocibles en nuestro entorno: ligustros, fresnos, moras y espina corona, entre otras.
Encontramos un reconocimiento en la toponimia hidrográfica a algunas asociaciones de nuestra flora nativa en los arroyos urbanos: Ceibal, Sauzal, Espinillar y Laureles.
Considero muy importante, al finalizar esta primera nota, esbozar el concepto, para que se visualice como un corredor biológico urbano, al conjunto vegetal existente de las calles, avenidas, plazas, plazoletas, parques, centros de manzanas, montes ribereños del río, arroyos y cañadas, y de abordarlo desde un enfoque holístico.
Hay una identificación, una comunión, de muchas personas con los árboles.
De ahí surge la curiosidad de saber cuál es cuál, la satisfacción de conocer algunos y la alegría de aprender sobre los que no conocíamos.