jueves 18 de abril, 2024
  • 8 am

No somos iguales

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio Gutiérrez
Habitualmente no suelo prestar mayor atención a los discursos que se hacen en la exposición del Prado que todos los años organiza la Asociación Rural del Uruguay. Tal vez porque siempre se refieren a aspectos comerciales y técnicos vinculados a la ganadería, que no conozco bien. Pero este año el Presidente de la Asociación Rural del Uruguay Ing. Agr. Gabriel Capurro, se salió de aquel libreto, y expresó en su discurso de clausura, un concepto que nos llevó a pensar seriamente si existe una verdadera y real igualdad entre los uruguayos. Dijo: “… la realidad es que la desigualdad de ingresos va a existir siempre por la propia naturaleza humana, y es justo que así sea. Las personas somos todas distintas, tenemos objetivos de vida diferentes, actitudes y aptitudes diferentes, y actuamos y trabajamos en consecuencia. Las diferencias existen y van a existir siempre entre las personas, y por lo tanto en los ingresos, que no pueden ni deben ser iguales”. Casi enseguida escuchamos una reacción de personajes de la izquierda criolla, que expresaban duras críticas ante semejantes palabras. Es que son esclavos de sus ideologías y éstas son, casi siempre, ajenas a la realidad. Los uruguayos tenemos la costumbre de afirmar a voz de cuello que todos somos iguales, y en el lenguaje campero decimos que “naides es más que naides”, y quedamos conformes. Eso es pura demagogia, y una gran mentira.
Analicemos este tema con un razonamiento lógico. La Constitución dice en su art. 8º, que todas las personas son iguales ante la ley, y no se reconoce entre ellas más distinción que sus talentos o sus virtudes. Es decir, desde el punto de vista jurídico –y solo jurídico- todos partimos de una misma base de derechos y protección de los mismos, porque todos somos iguales ante la Ley. Lo que significa –entonces- que fuera de ese ámbito, todos somos desiguales a consecuencia de nuestros talentos y nuestras virtudes y de la forma en que hacemos uso de ellos. Es que la naturaleza nos hizo así. Los hombres entre sí, las mujeres entre sí, y los hombres con referencia a las mujeres y viceversa. Esa es la realidad. Todos nacemos en un entorno diferente, en el seno de una familia que tiene sus características diferentes a otras familias, nos criamos en un medio también distinto, tenemos objetivos de vida distintos, ante las circunstancias y ante otras personas tenemos actitudes diferentes, nuestras aptitudes también son distintas y por eso unos nos formamos en una cosa y otros en otras, unos aprendemos determinada ciencia, arte u oficio, y otros conocimientos diferentes. Como consecuencia de ello, nos educamos en forma diversa, trabajamos en medios muy distintos y obviamente nuestros ingresos también serán diferentes. Eso es lo que dijo Capurro en su discurso, y es la pura verdad. Recordamos entonces a José Ortega y Gasset, aquel filósofo y ensayista español, que resumió todo su pensamiento en una frase maravillosa: “Yo soy yo y mis circunstancias, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, aparecida en su primer libro, “Meditaciones del Quijote”. Ortega es realista, y por ello, insiste en la influencia de todo lo que nos rodea, desde que nacemos, nos desarrollamos y vivimos. Todo ese entorno son nuestras circunstancias, que van a determinar nuestra formación como personas. Dicho de otra forma, el medio en el cual vivo, no se puede separar de mi persona. Eso es lo que dijo Capurro en la frase que hemos transcripto. Por eso todos los individuos de la especie humana, somos diferentes. Alguien tenía que decirlo y Capurro se animó. Cuando nadie lo esperaba y en el lugar y momento que nadie imaginaba.
La “clase” política debe asumir, que lo que tiene que ofrecer a sus “gobernados”, es un abanico de posibilidades al alcance de todos. Debe también impulsar y favorecer el uso de ”los talentos y las virtudes”. Luego, cada uno las sabrá aprovechar o no, momento en el cual el poder de decidir pasa a ser fundamental. Y es nuestra Constitución la que nos asegura el “poder de decidir”. Así de simple.