miércoles 24 de abril, 2024
  • 8 am

La pandemia desnuda aún más las desigualdades

Gustavo Chiriff
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Gustavo Chiriff

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Téc. Univ. Gustavo Chiriff
1001- Frente Amplio
La pandemia de COVID-19 ya se ha cobrado más de dos millones de vidas en todo el mundo, y ha provocado que cientos de millones de personas más se hayan visto sumidas en una situación de pobreza y de falta total de recursos.
Estudios recientes muestran que, por primera vez, la desigualdad se ha incrementado al mismo tiempo en prácticamente todos los países del mundo, donde el costo humano es enorme y con dramáticas consecuencias para la población más desfavorecida económicamente.
Las mil mayores fortunas del mundo tan solo han tardado nueve meses en recuperar su nivel de riqueza previo a la pandemia, mientras que para las personas en mayor situación de pobreza del mundo esta recuperación podría prolongarse catorce veces más, a lo largo de más de una década. Por ejemplo, según Forbes, entre marzo y diciembre del 2020, la fortuna de las 10 personas más ricas del mundo creció en 540.000 millones de dólares. Entre ellos tenemos a Jeff Bezos, Elon Musk, Bernard Arnault (y familia), Bill Gates, Mark Zuckerberg, Larry Ellison, Warren Buffett, Zhong Shanshan, Larry Page y Mukesh Ambani.
Un mundo en el que casi la mitad de la humanidad tiene que sobrevivir con menos de 5,50 dólares al día, en el que, durante 40 años, el 1 % más rico de la población ha duplicado los ingresos de la mitad más pobre de la población mundial.
La fortuna acumulada por estas personas más ricas del mundo desde el inicio de la crisis es más que suficiente para evitar que ninguna persona del mundo se vea sumida en la pobreza a causa del virus, así como también financiar la vacunación contra la COVID-19 de toda la población mundial.
A nivel mundial, las mujeres están sobre representadas en trabajos mal remunerados y precarios, que han sido los que más se han visto afectados por la crisis del COVID-19. Las mujeres constituyen aproximadamente el 70 % de la fuerza laboral a nivel mundial en el ámbito de la salud y la atención social, empleos esenciales, pero a menudo mal remunerados que además las exponen a un mayor riesgo de contraer el virus.
Con respecto a las personas afro-descendientes, por ejemplo, en Brasil tienen un 40 % más de probabilidades de morir a causa de la COVID-19 que las personas blancas. Si su tasa de mortalidad hubiese sido la misma que la de las personas brasileñas blancas, se habrían producido 9200 muertes menos de personas afro-descendientes entre el inicio de la pandemia y junio de 2020.En los Estados Unidos, la población latina y negra tiene más probabilidades de morir por COVID-19 que la población blanca. Si la tasa de mortalidad de estos grupos hubiese sido la misma que la de las personas blancas, aproximadamente 22.000 personas negras y latinas habrían seguido con vida en diciembre de 2020.Nuevamente las mujeres y los sectores marginalizados pagan los precios más altos de la crisis.
¿Cómo revertir estas situaciones? Para conseguirlo, es necesario transformar el actual sistema económico, que ha explotado a miles y miles de trabajadores en todo el mundo y ha agravado las condiciones de vida de millones de familias. Este sistema ha impulsado la desigualdad extrema, la pobreza y la injusticia, y ha creado un mundo que no estaba en absoluto preparado para afrontar esta crisis. La salida de esta crisis debe basarse en una reducción radical y sostenida de la desigualdad. Hay que establecer metas concretas de reducción de la desigualdad, y sujetas a plazos precisos. El objetivo no debe limitarse a volver a los niveles de desigualdad previos a la crisis, sino que debe ir más allá para construir, con carácter de urgencia, un mundo más justo. Para eso se requiere tomar medidas de ajuste de esas desigualdades, donde la variable no sean los trabajadores, si no que vayan a los sectores que más han acumulado en estos 10 meses de pandemia, a modo de ejemplo, si a nivel mundial se le impone un impuesto temporal sobre los beneficios excesivos obtenidos por las 32 multinacionales que mayor riqueza han acumulado desde que comenzara la crisis, permitiría una recaudación de 104.000 millones de dólares. Cantidad suficiente para financiar prestaciones por desempleo para trabajadores y trabajadoras, así como para proporcionar apoyo económico al conjunto de niños, niñas y personas mayores de los países de renta media y baja.
Fuente de información: https://www.oxfam.org/es/informes/el-virus-de-la-desigualdad