miércoles 24 de abril, 2024
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Arquitectos del futuro

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
Los acontecimientos del destino son posibles de imaginar, pero imposibles de predecir, no sé de qué cosa podríamos estar escribiendo dentro de un año si es que aún lo estaríamos haciendo.
Hace apenas poco más de un año no nos hubiésemos imaginado jamás que estaríamos ocupados en estos temas que hoy se han hecho cotidianos y aunque uno quisiera, resulta imposible escapar a este drama inesperado que afecta a toda la humanidad.
Inevitablemente hemos tenido que interesarnos por razones personales, familiares, comunitarias, nacionales y universales por este virus que vino a inmiscuirse en cada minuto de nuestras vidas para tener que estar pendiente en forma permanente de como continuará esta dramática historia.
Las circunstancias nos han hecho informarnos y aprender en forma acelerada y progresiva de cada detalle que se va revelando cada día tal cual una misteriosa novela que va agregando un nuevo capítulo de una trágica historia con desenlace incierto.
Ya, el frío, el calor, la lluvia o la humedad, dejaron de ser los temas obligados para iniciar cualquier conversación, ahora, el primer tópico de intercambio coloquial es la pandemia.
Ya no hay nadie que por lo menos no tenga un conocido que haya ya padecido la infección o esté en curso ya no hay nadie que no comente acerca de los mágicos medicamentos que cada día se proponen y que fracasan una y otra vez, ya no hay nadie que no incluya en sus conversaciones diarias los temas de las vacunas.
Uno escucha una y otra vez la opinión de que la gente no se cuida y el mismo que lo afirma, transita sin mascarilla o comparte mate o se mueve como pez en el agua transitando cada día, atravesando numerosas burbujas como si los que se tuvieran que cuidar fueran los otros.
Cada uno a su manera, ruega para que este drama sanitario cese y cada quien clama por un mágico medicamento o vacuna que ponga fin a la pandemia y reclaman a los gobiernos, a los científicos, a las empresas farmacéuticas para que se apuren, la mayoría sin percibir que la llave de la difusión la tenemos todos, la tiene cada comunidad con su conducta.
Si nos retrotraemos a la historia de la cadena de infecciones que nos afectan, en la gran mayoría están vinculadas a violaciones de protocolos elementales que la gente no está dispuesta a cumplir o no valora el riesgo sin entender que más fácil que curar es no enfermar y que la salud comunitaria es el resultado de la suma de conductas individuales y colectivas más que la disponibilidad de drogas milagrosas.
Entonces, comencemos de nuevo. Ahora que el virus circula libremente por la comunidad es necesario saber que cuando un paciente se infecta con Covid-19, entre el primer día y el quinto, es asintomático, (es el periodo de incubación), si se le hace un estudio de hisopado, se informará como negativo porque su carga viral es baja y no «activará» el PCR, sin embargo, ese paciente asintomático, ya contagia y esa persona puede ser cualquiera por más que luzca saludable.
A partir del día cinco, en la medida que aumenta la carga viral, comienza a hacerse sintomático en forma progresiva hasta un máximo al día diez, para comenzar luego a descender hasta un mínimo el día catorce, en ese periodo de diez días, el paciente es detectable a través de la técnica PCR y es el periodo de máxima contagiosidad.
En la mayoría de los casos, a partir del día catorce, negativizan su PCR, ya no contagian, pero pueden mantener síntomas residuales por varias semanas.
Otros, transitan toda la enfermedad en forma asintomática pero también contagian.
En suma, en este preciso instante podemos estar en contacto con una persona totalmente asintomática por estar en sus primeros cinco días de incubación y contagiando, o con un asintomático total contagiando, por lo tanto, los protocolos de protección individual no deben bajar la guardia en ninguna circunstancia, uso de mascarilla, desinfección de manos, distanciamiento adecuado, sobre todo si estamos expuestos circunstancialmente a otras «burbujas».
Este esquema es válido para la gran mayoría de la gente, quedan exceptuados, los pacientes que son afectados gravemente, en los que pueden prolongar largamente estas etapas y hasta incluso producirse su muerte como lo constatamos a diario.
No agregar casos a la epidemia depende esencialmente de cada ciudadano que no baje la guardia, de lo contrario, correrá mucho riesgo de sumarse, ahora o más tarde, a las estadísticas epidemiológicas de la pandemia, pasando a ser un nuevo foco de diseminación.