miércoles 24 de abril, 2024
  • 8 am

La edad y el delito

Fulvio Gutiérrez
Por

Fulvio Gutiérrez

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Por el Dr. Fulvio Gutierrez
Se han sucedido una serie de fiestas clandestinas, algunas armadas en pocos minutos entre jóvenes que están bebiendo, escuchando música y conversando junto a la arena de alguna playa del Este; y otras organizadas con detalles y propaganda en las redes sociales, por «mayorcitos de edad», que buscan «hacer el peso» a como dé lugar, y sin respetar las medidas dispuestas por la pandemia del Covid 19. Estos hechos luego son difundidos en los medios de comunicación y en redes sociales, bajo la consigna de que los culpables son los jóvenes. Así, al barrer y sin anestesia. Es una irresponsabilidad culpar o hacer responsable a los jóvenes sobre los rebrotes de la pandemia, como lo sería culpabilizar a adolescentes y jóvenes por los problemas del mundo adulto.
Es cierto que la mayoría de los concurrentes a fiestas clandestinas son jóvenes, y tal vez lo es también que muchos de esos jóvenes son menores de edad. Y seguramente tienen responsabilidad en estos hechos. Pero no actuemos con la lógica fácil de que el «cliente» es el culpable. ¿No se les ocurre que en varias de estas llamadas fiestas hay gente ya mayor (a veces bastante mayor) que son quienes las organizan, las publicitan, cobran una «entrada» (además de la consumición por supuesto), y en lo posible eligen a sus clientes? ¿No se les ocurre que los jóvenes menores de edad tienen padres, o por lo menos responsables legales, que les importa «un carajo» lo que hacen sus hijos, que no saben siquiera a donde van todas las tardecitas o noches, ni tienen en cuenta la hora a la que vuelven y en qué condiciones físicas aparecen en sus casas cuando ya está amaneciendo? ¿No se les ocurre que sus hijos son presa fácil de vendedores de drogas que causan un daño espantoso vendiendo «porquerías» de pésima calidad y terribles efectos a la salud? ¿Acaso no existe una autoridad que tiene entre sus cometidos, prevenir, impedir, y en su caso, castigar a los culpables de estos desmanes? El gobierno debe cambiar la pisada que en este tema creó el gobierno anterior. Mostrar presencia y actuar.
Vivimos quince años con un gobierno de izquierda que quiso cambiar nuestro estilo de vida. Entonces, con esa facilidad que tiene la izquierda maniquea de inventar frases o eslóganes pegajosos, y tratar de «salvar a nuestra juventud», inventó aquello de «ser joven no es delito». ¡Claro que no! Esta frase es una gran mentira. Es una falsa oposición de dos cosas que nada tienen que ver. Ser joven, adulto, maduro o viejo, es un asunto de edad, y nada tiene que ver con la conducta que cada uno tenga. Ser delincuente, en cambio, es una conducta contraria a la ley, porque una persona puede cometer un delito, sin importar si es joven o no. Y fue esa izquierda vernácula, la que torció la lógica de los hechos, y abusó de una juventud que se sintió protegida por esa frase, y ni siquiera se dio cuenta de la estupidez que encerraba, por ejemplo, poner la foto del Che Guevara en la bandera de un club deportivo.
Entonces, no acusemos a la juventud -así en forma genérica- de la violación a las prohibiciones sanitarias dispuestas por el gobierno. Tendrán que asumir la responsabilidad que les corresponde. Pero no más. Busquemos en profundidad en cada aglomeración clandestina que se produzca y apliquemos todo el peso de la ley en sus organizadores. Pero además, citemos a sus padres, a sus familiares y analicemos más a fondo el entorno que rodea a estos jóvenes. ¡Ni se imaginan las cosas que pueden «saltar»! Entonces van a darse cuenta de que «ser persona no es delito», no importa la edad que se tenga. Y recuerden: en el Estado de Derecho que felizmente vivimos, todos somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Los jóvenes también.