Por Gerardo Ponce De León
Tengo la impresión, que junto al cansancio nos está aburriendo lo que tanto se habla y escribe sobre lo que nos sucede a nivel mundial, con la pandemia que nos ha tocado vivir. Creo que también ayuda mucho el hecho de los adelantos sobre la comunicación. Hoy las novedades están al instante y no importa el lugar que suceda, como también circulan noticias falsas, que son las que más complican las decisiones que tenemos que tomar.
Junto a todo esto, está el ingenio popular, o de personas que saben sobre el tema y toman frases, que no dejan de tener gran validez. Les doy dos ejemplos: (ingenio popular) “Mejor encerrados que contagiados” y del Dr. Néstor Campos: “No hay peor vacuna que la que no se da”. Miren que pueden ser de ellos, los autores, como frases que toman de otro, pero es a ellos que se les escucha decir.
Pero todas estas frases nos llevan a tener que tener muy presente, en nuestra decisión, varios aspectos personales: Conciencia. Generosidad. Responsabilidad. Respeto y Tranquilidad. Sin el afán de ser un erudito en la materia, voy a tratar de demostrar, muy personalmente, porque tenemos que tener presente, estos aspectos.
Conciencia de lo que está pasando, de la realidad que nos ha tocado vivir.
Responsabilidad que viene como consecuencia de la conciencia ya que vivimos en una sociedad y la tenemos que respetar.
Respeto que emana de: vivir en sociedad y que tenemos que comenzar por nosotros mismos; hacia nuestro cuerpo; a la libertad y derecho del que está a mi lado.
Tranquilidad de que se hicieron “los deberes” de la mejor forma posible. Nunca podemos pensar que “a mí, no me va a tocar”, que estoy libre porque soy joven o fuerte. Si mañana llega a suceder que el “bicho me pique” no es mi culpa y ahí no voy a ser una carga para los demás.
Basta con hablar con personas que han sufrido el Covid, cuanto nos cuentan el hecho de la soledad, de valorar lo que se tiene y que por culpa de alguien a mi lado no se cuidó, estoy pasando todo esto. Vienen a mi recuerdo todo lo que se dice y que tenemos que cuidar, a muerte, nuestra “burbuja”, la movilidad que se hizo y porque no, nuestras debilidades, que afloran en esos momentos. Como a mí no me va a tocar, salgo, comparto mate y bebidas, no uso tapaboca, no respeto el distanciamiento y me olvido de toda la gente que está a mi lado, que puede ser uno de mis padres, o un familiar, que es de factor de riesgo, frente a esta pandemia.
“estoy aburrido” “me cansó el hacinamiento familiar, dado el tiempo que tengo sin estar que gente como uno” Frases que se escuchan y que duelen, ya que no entienden otra razón que su propio bienestar. Cuando uno ve, escucha, o conoce quien está esperando el resultado de un hisopado, o a quien le ha tocado, nos damos cuenta que tenemos que cuidarnos más que antes que estamos a un paso de pasar a tener menos complicaciones. Tenemos que tener muy presente que la vacuna no es la solución, sino una gran ayuda, que vamos a tener que seguir cuidándonos.
Creo que como uruguayos que decimos que somos, más que nunca tenemos que tener presente, una letra de un tema muy caro para nosotros que desde chicos lo hemos cantado y que como nunca tiene que estar presente en cada uno de los que somos oriundos de esta tierra: ¡Sabremos cumplir!
