viernes 29 de marzo, 2024
  • 8 am

Belén: desidia e irresponsabilidad

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio Gutiérrez
Cuando la negligencia o la irresponsabilidad de determinado número de personas -autoridades o gente común- no prevén algo que es totalmente previsible, y no cumplen con las mínimas instrucciones de cuidados a la salud que las autoridades nacionales están aburridas de repetir y los medios de comunicación de difundir, ocurre lo que ahora está ocurriendo en Pueblo Belén. Tres personas fallecieron, y eso es irreparable y un pueblo entero en cuarentena. Para peor, el problema recién comienza.
Una actividad religiosa a cargo de una de las tantas iglesias que existen en este pueblo como en varios otros de nuestro país, y que son regenteadas o están a cargo de pastores de cultos originados en Brasil, trajo en las personas de dos de estos pastores (uno de ellos era Covid 19 positivo), el germen de un brote de covid 19, y allí comenzó la propagación de la enfermedad. Siendo Belén, un pueblo con una población de 1700 habitantes, y sin haber cumplido don los mínimos cuidados que se recomiendan (al oficio religioso habrían concurrido 100 personas cuando el máximo autorizado son 30), de entrada se constataron 130 casos, tres personas fallecidas y unas cien familias en cuarentena. Prácticamente todo el pueblo está en cuarentena y toda su población será hisopada. Es algo insólito, inaudito, difícil de creer que ocurra si la gente y las autoridades del local religioso hubieran actuado con sentido común. Pero no fue así, y hoy, un número indeterminado de personas corren riesgo de muerte por la inconsciencia de estos pastores religiosos, y la complicidad de integrantes del culto que propiciaron su visita.
Consumado el hecho, la Intendencia hizo lo que tenía que hacer; instaló un puesto al ingreso del pueblo para tomar la temperatura de quienes viajan allí; prohibió aglomeraciones y por tanto –en principio- no podrán realizarse oficios religiosos, ni carreras de caballos hasta el 16 de mayo, no se permitirá la visita a los parques y a la costanera del rio Uruguay, y como forma de ayuda alimenticia urgente, la intendencia y el Centro Coordinador de Emergencias Departamental (Cecoed), llevarán canastas de alimentación para los próximos 15 días.
Estos son los hechos. Fríos y crudos. Pero ahora vienen las preguntas: ¿nadie controla el ingreso de los pastores brasileños cuando precisamente, es Brasil un país arrasado por el Covid 19, y con una conducta errática e incoherente en cuanto al combate de esta pandemia? ¿Qué controles ha estado haciendo el Municipio de Belén y la Intendencia de Salto frente a la pandemia? Por lo visto, muy poco o ninguno. ¿Qué ha previsto el MSP para vacunar a la población de Pueblo Belén? ¿Hay algún porcentaje de esa población vacunada? ¿Se ha controlado todo eso?
Porque hay algo que cae de maduro: alguien, autoridad o no, se tiene que hacer cargo de lo ocurrido y sobre todo de sus consecuencias. ¿Acaso las tres muertes (ojalá que sean solo esas) van a quedar impunes? Y que no se entienda mal. No estoy cuestionando la libertad religiosa de nadie. Cada uno piensa o cree en la religión que elija. Pero ese pensamiento o esa creencia en modo alguno pueden justificar un culto que no cumple con las normas de interés público que el gobierno ha dispuesto para combatir la pandemia que nos azota. Por tanto, acreditada la violación de normas sanitarias, sus responsables deben hacerse cargo y el Estado debe actuar en consecuencia. La gravedad de la situación de Belén, amerita sin duda alguna que la Fiscalía de Salto, proceda de oficio, a investigar lo ocurrido, y denunciar en vía penal a quien corresponda.