Por el Padre Martín Ponce De León
El viernes, no lo recuerdo con exactitud, al levantarme, me llamó la atención las luces del “ruter”. Ya no eran una línea de luces amarillas sino que solamente se veían dos luces rojas.
Al encender la computadora me surge un aviso que me informaba que estaba desconectada.
Cualquiera puede suponer que mis conocimientos de esta nueva tecnología son muy limitados. Me considero un hombre paleolítico de todo lo que hace a las nuevas tecnologías.
Me limito a los usos más elementales que son posibles. Ante cualquier dificultad solía pedirle una mano a una joven de la parroquia pero ella ya no está más en la ciudad.
El sábado le pedía a una persona, que tiene muchos más conocimientos que yo, si podía ver la máquina. Intentó por todos los medios a su alcance para concluir con: “Debes hacer el reclamo”
El domingo le solicité a una persona si podía hacer el reclamo.
El lunes me llaman para saber cuál era la dificultad. Ante mi explicación me dijo “No coordina”
El miércoles pasaron por la parroquia y yo no estaba puesto que unas tareas me tenían ocupado en otro lugar.
Hoy me solucionaron el problema y vuelvo a estar conectado.
Me pregunto si el “No coordina” era por mí o por el equipo de la computadora.
Me parece que lo dijo por mí puesto que si hubiese coordinado podría haber actuado de otra manera.
Como no tenía internet no hice artículo para el diario.
Sabía podía hacerlo y enviarlo desde alguna otra computadora. Habría sido muy sencillo hacerlo pero cuando uno no coordina no actúa ni piensa correctamente.
Lo primero que vino a mi mente fue el pensar que no tenía conexión y, por lo tanto, no justificaba ponerme a redactar un artículo.
Debía ser sobre el día de la madre pero no lo podría enviar. Como si la única computadora fuese la que yo utilizo.
Podía hacerlo a mano y llevarlo a algún lugar pero ello era molestar en algún lugar. Pero en ese lugar no tienen las direcciones a las que debo enviar el artículo.
Sin lugar a dudas el que me llamó para saber las dificultades que tenía y me dijo “No coordina” lo dijo por mí.
El lunes una persona me ayudó a ver que tenía otras posibilidades sin necesidad de quedarme con el hecho de no tener comunicación.
Hoy, que ya estoy conectado, se me ocurren las posibilidades que tenía como para haber podido cumplir con el artículo que nunca llegué a escribir.
Me pregunto cómo pude ser tan torpe y no darme cuenta de las muchas posibilidades que tenía pero las mismas me surge luego de haber pasado la fecha y no haber cumplido como debía.
Se me ocurre pensar que ello es lo que puede suceder cuando se tiene un problema y el mismo nos impide ver con nitidez el más allá y nos quedamos en el problema.
Necesitamos de alguien que nos ayude a ver todas las posibilidades existentes para poder encaminar una posible superación del mismo.
El “No coordina” es más frecuente de lo que podemos imaginar.
El problema suele ser real pero o es verdad que no podamos tener caminos alternativos como para subsanar el problema existente o como para continuar andando mientras esperamos se nos solucione el mismo.
Pero solemos quedarnos contemplando el problema y no coordinar como para ver las posibilidades laterales existentes.
Parecería como que nuestra mirada se limita al problema y no atinamos a otra cosa.
Necesitamos, siempre, ser ayudados para no detenernos ante una dificultad que nos hace “No coordina”.
