jueves 25 de abril, 2024
  • 8 am

Las jaurías de perros siguen diezmando el rubro ovino

Ni el lugar del pais, ni el nivel de producción en el predio, son limitantes para que las jaurías de perros continuen diezmando la producción nacional y el semblante de un productor ovejero que ve como su capital se va entre los dientes de perros, normalmente sin dueños.
En diciembre del año pasado, los principales del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Carlos María Uriarte, Ignacio Buffa y Fernanda Maldonado, presentaron el «Plan Nacional de Control de la Población Canina» que está a cargo del Instituto de Bienestar Animal.
En la conferencia de prensa brindada al respecto se informó que el plan «hará énfasis en la comunicación mediante una campaña de bien público, el registro de animales de compañía, los programas de control reproductivo y albergues, y el estímulo a adopciones responsables», además se indicó que el presupuesto inicial del Instituto será de 120 millones de pesos.
La estrategia planteada, no difiere de las políticas que se traían desde la administración anterior, donde se bregaba por la tenencia responsable y la castración de perros, que claramente no ha dado resultados, porque las matanzas de ovinos continúan y en definitiva los perros que son capturados o se le dan muerte de acuerdo a lo que establece el Código Rural, son animales que no están castrados y tampoco tienen chips. Es decir que a pesar de tener varios años esta política, está política no ha logrado tener efecto en el daño que causa, no solamente al rubro productivo, sino también a las familias de los pequeños productores que terminan abandonando el rubro.
Las propias autoriades del MGAP, han reconocido que más allá de la rentabilidad que tiene el rubro en particular, es uno de los sistemas productivos ganaderos que más afinca a la gente en el medio rural. Por lo que el impacto social es mucho mayor que el perder una oveja. Sin contar el traslado económico que genera el rubro sobre el resto de la sociedad, tanto directa como indirectamente.
Un nuevo caso en
Colonia Lavalleja
Hace pocos días atrás, practicamente que se celebraba por todo el sector la captura del «Malevo» como se le llamó al perro que mató y mordió a 700 ovejas en Artigas y generó pérdidas por más de 60 mil dólares. También el productor se alegró que el productor Douglas Cortela solucionara su problema en Colonia y continúara con sus planteles de merino, de muchos años de genética.
Pero a esos casos, que fueron destaque, se suman un sinfin de situaciones de pequeños productores que van quedando sin conocerse, pero que van deteriorando el semblante de quienes defienden y ven el rubro ovino como su forma de vida. Ayer sábado en la mañana, un pequeño productor de la zona de Colonia Lavalleja, sumó una nueva visita de los perros a su establecimiento y con ellos la mortandad de cinco ovinos y otro tanto mordidos, de los cuales algunos no se logran recuperar.