martes 23 de abril, 2024
  • 8 am

Las políticas públicas más allá de lo cotidiano

Juan Carlos Ambrosoni
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Juan Carlos Ambrosoni

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Por Juan Carlos Ambrosoni
Mucho se habla del concepto “política pública” en la cotidianidad, podríamos asegurar que es un término muy corriente y escuchado debido a que absolutamente todo está relacionado con ellas. En la administración central, los gobiernos nacionales, departamentales o municipales, son ellos los que están envueltos en torno a estas decisiones, pero demás pareciera decir que esta idea y su aplicación es universal, se emplea a lo largo y ancho del mundo, es parte del idioma global de las sociedades, trascendiendo inclusive, regímenes democráticos.
Bajemos a tierra este término. Básicamente una política pública es la acción de ejecutar o no una determinada decisión por parte de las autoridades pertinentes. Estas resoluciones van desde lo más simple, tanto sea colocar un semáforo en una esquina hasta emplear el IRPF. Por ejemplo, determinar no instalar ese semáforo es una política, ya que la misma es una elección que recaerá en los transeúntes que circulen por esas calles. Del otro lado, aplicar tal impuesto repercutirá en los trabajadores de una manera más directa aún. La policy –como se denomina en el ámbito académico- se mueve entre las magnitudes sean las insignificantes como las importantes, moldeando así la cotidianidad de la sociedad a través de sus impactos o efectos.
Estas acciones cursan un desarrollo evolutivo divido en etapas hasta ser implantadas y luego de ello inclusive. Primero, la identificación de un problema: el sistema político advierte que un problema exige tratamiento y lo incluye en la agenda de la autoridad pública. Segundo, la formulación de decisiones: se estudian las respuestas, se elaboran y se negocian para establecer un proceso de acción por dirección de quien corresponda. Tercero, la toma de decisión: quien decide por parte de la administración oficialmente habilitado, escoge una solución particular que se convierte en política legítima. Cuarto, la ejecución de un programa: una resolución es aplicada y administrada sobre el terreno. Es la fase ejecutiva de la misma, donde se realiza lo establecido. Por último y culminando con este transcurso, la evaluación de la acción: se produce un diagnóstico de resultados que desemboca en el final de la obra emprendida.
Lo descripto lleva a la pregunta que como individuos nos debemos componer ¿cómo repercuten las políticas entre los ciudadanos? ¿Son portadoras de costos o fuentes de ventajas? La experiencia indica que el afectado considera más fundamental las desventajas y los beneficios que le atañen de manera personal, individualizada y en un corto periodo. Al contrario, los percibe de modo débil cuando afectan colectivamente y a mediano plazo, es decir, de forma difusa. Para ejemplificarlo: una reforma del IRPF sensibiliza más a los contribuyentes por la repercusión inmediata que tiene en su hoja de impuestos que por las consecuencias que tendrá en el tiempo -o se supone que abarcará-, sobre la comunidad.
Donde hay Estado, hay decisiones. Si hay resoluciones, hay política pública.