jueves 28 de marzo, 2024
  • 8 am

No al cogobierno sindical

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio Gutiérrez
Desde que la izquierda asumió el gobierno en 2005, los sindicatos reavivaron con fuerza una vieja aspiración de considerarse con derecho a influir y hasta determinar las decisiones gubernamentales, considerándose en situación de igualdad al poder gobernante. Asistimos a la rara situación de que, por un lado el sindicalismo trataba de ser cogobierno, y por otro el verdadero gobierno dejaba hacer y legalizaba sus aspiraciones. Dicho en otros términos, el gobierno de izquierda dejaba hacer dando mayor protagonismo al “sindicalismo compañero”. En definitiva nacía así un “dragoneo” casi indisimulado entre dos partes de una misma ideología.
Pero el 1º de marzo de 2020 asume un nuevo gobierno que derrotó a la coalición de izquierda, lo que provocó y sigue provocando una serie de cambios que no son otra cosa que cumplir lo que prometió en su programa de gobierno. Dicho programa –que fue el que votó la ciudadanía- de a poco se está cumpliendo, pese a la enconada oposición de la izquierda perdidosa. Lo cual está bien, porque ese es el “juego” de la democracia.
No obstante, los sindicatos no se convencieron de la finalización de aquel “dragoneo” de cogobierno, y decidieron iniciar una andanada de protestas gremiales a todos los niveles, algunas legales y otras ilegales. Se la agarraron con ANCAP, y el presidente del organismo, que es un antiguo funcionario técnico del ente y conoce a fondo la forma de actuar del sindicato, los paró en seco. Y dijo con total claridad: “El cambio en las reglas de juego que estamos intentando imponer ahora es que lo que se negocia con el sindicato es lo que afecta a los trabajadores, pero las decisiones de la empresa las toma la empresa. No se cogobierna con los sindicatos”. Y terminó afirmando: “Nosotros estamos dispuestos a conversar de cualquier tema, pero las decisiones de ANCAP las toma ANCAP”. Lógico, claro y legal.
Algo parecido había ocurrido durante la primera presidencia del Dr. Tabaré Vázquez, cuando los sindicalistas del Pit Cnt pretendieron entrevistarse con el Presidente casi que en forma obligatoria, calificándolo de neolibral y amenazando con una confrontación sindical gigantesca. El Presidente Vázquez, en forma casi inmediata, les negó la entrevista y suspendió el diálogo, atendiendo a los recurrentes excesos por parte de la dirigencia del PIT-CNT, y a su falta de cintura política. Pasó el tiempo, y cuando los sindicalistas dejaron de lado sus exabruptos, obtuvieron la entrevista. Esta firme actitud fue siendo dejada de lado por los gobiernos del Frente Amplio. A punto tal que, el mismo Vázquez en su segundo gobierno les cedió espacio de decisión a los sindicatos de la enseñanza en la conocida marcha atrás sobre la declaración de esencialidad.
El cogobierno sindical no tiene fundamento jurídico que lo avale. Nuestra Constitución prevé claramente dos cogobiernos: en la Universidad de la República, donde los órganos universitarios son integrados por representantes del orden docente, estudiantil y egresados mediante elecciones libres; y el Banco de Previsión Social, donde parte de su Directorio, se integra mediante elecciones libres en la cual se designa un representante electo por los afiliados activos, uno electo por los afiliados pasivos y uno electo por las empresas contribuyentes.
El concepto de cogobierno es una creación de ideología política (no jurídica), cuyo objetivo principal es darle a determinadas fuerzas organizadas de la sociedad (en este caso los Sindicatos), una injerencia vinculante en la toma de determinadas decisiones por parte de organismos institucionalizados con los cuales tienen alguna vinculación laboral y funcional. Eso es inaceptable. Cualquier sindicato tiene como objetivo fundamental, la defensa de los intereses y de los derechos gremiales de sus asociados, y está bien que así sea. Es lo que dicen sus estatutos y es correcto que lo digan. Pero si las medidas que proyecta o concreta el gobierno, en uso indiscutible de sus competencias constitucionales y legales que nacen del pronunciamiento electoral, sean cuales fueran, no afecta esos derechos e intereses, el Sindicato nada tiene que ver, y no está legitimado ni tiene autoridad para pretender inmiscuirse en tales decisiones. Así de claro.