sábado 20 de abril, 2024
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Asexualidad: cuando el sexo no es un deseo, ni ocupa un lugar prioritario en la vida

¿No ha sentido atracción sexual por nadie o, de hecho, el sexo no tiene ningún lugar en su vida? Si ha dicho que sí a estas preguntas es probable que sea asexual. Esto no quiere decir que usted sea una planta o una estrella de mar. Aunque según el diccionario la asexualidad en la naturaleza se refiere a los seres que no involucran la fusión de gametos –que no combinan su información genética– o a los que no tienen sexo u órganos sexuales, en los humanos quiere decir que no se siente atracción hacia otra persona. A diferencia del celibato, que es una elección, la asexualidad es una parte intrínseca del individuo. Las personas asexuales tienen las mismas necesidades emocionales que cualquier otra, solo cambia la forma en la que las suplen.
UNA NUEVA FORMA
Sabemos que la asexualidad es un tipo de orientación sexual hacia nadie, es decir, la persona asexual no siente atracción sexual por otros, pero sí que puede sentir el resto de atracciones, como por ejemplo la romántica, la intelectual, etc. Se calcula que el 1% de la población es asexual. Una parte de los asexuales, aunque no se sienten atraídos sexualmente por otras personas, ejercen la autosexualidad (se masturban y con ello quedan satisfechos y no les hace falta nadie más), ya que presentan excitación física, líbido o impulso sexual pero no hacia una persona. De hecho, los asexuales pueden llegar a disfrutar teniendo sexo pero no porque deseen a la otra persona sino por la sensación física u otras circunstancias como experimentar el placer del otro, sentirse emocionalmente cercanos a su pareja, pensar que están haciendo deporte, etc. Así muchos asexuales suelen negociar con su pareja sexual la frecuencia, las prácticas y condiciones con las que se realizará el acto sexual. Otro grupo permiten que su pareja sexual se acueste con otras personas y otros tantos prefieren no tener pareja si el otro no es asexual también.
UNA OPCIÓN SEXUAL DISTINTA
Hay que tener en cuenta que tradicionalmente la palabra asexual se relacionaba únicamente con la capacidad de reproducirse; es el caso de la ameba, que lo hace por división celular.
La primera vez que se identificó una población humana que no sentía atracción sexual por otros fue en 1948, cuando el biólogo Alfred Kinsey realizó un estudio en Estados Unidos en el que estableció una escala que distingue siete grados de comportamientos sexuales: 0 era heterosexualidad completa y 7 homosexualidad total; el grado X se refería a la asexualidad. La sexualidad no ha tenido visibilidad en general a lo largo de los años, se invierte en otro tipo de investigaciones porque se considera que no es importante, cuando es la base del ser humano, parte de su identidad y de su interacción con el entorno. Es un aspecto que cada día se tiene más en consideración al empezar a entender la influencia que puede tener en el bienestar de las personas.