martes 23 de abril, 2024
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El T.L.C. con China

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio Gutiérrez
Dentro del marco de una actividad de gobierno pragmática, como la que ha iniciado el Presidente Lacalle Pou, se encuentran las tratativas que el gobierno uruguayo comenzó a realizar con el gobierno de la República Popular China, con la finalidad de concretar la aprobación de un Tratado de Libre Comercio.
Un tratado de libre comercio (TLC) es un acuerdo comercial vinculante, que suscriben dos o más países, para acordar la concesión de preferencias arancelarias mutuas, y la reducción de barreras no arancelarias al comercio de bienes y servicios. A su vez, los aranceles son impuestos aplicados por los países a las mercancías importadas y se pagan en el momento en que los bienes ingresan a las aduanas, ya sea por vía aérea, terrestre o marítima. Dicho de forma sencilla, un tratado de libre comercio tiende a incrementar el comercio entre los países que son parte de ese tratado, de acuerdo a las cláusulas que se pacten expresamente en el documento que se firma.
La decisión del Presidente Lacalle Pou tuvo rápida repercusión a nivel nacional y a nivel internacional. A nivel nacional, no es la primera vez que se habla de que Uruguay acuerde con otro país un TLC. A fines de 2005, primera presidencia del Dr. Tabaré Vázquez, su Ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, hizo una declaración pública que provocó un terremoto político: “Uruguay debe negociar cuanto antes un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos (EEUU)”. La base de su declaración estaba en el hecho de que Estados Unidos era, en aquel momento, el principal socio comercial del país. En forma inmediata se escucharon críticas a favor y en contra de esa propuesta, y pese a que la misma contaba con el asentimiento del Presidente Vázquez, la máquina ideológica marxista que manda en el Frente Amplio, frenó la iniciativa. La propuesta de Astori murió rápidamente; o mejor dicho, lo mató la ideología marxista, porque “no se debían hacer alianzas con el enemigo”. Pasaron 15 años, y ahora, el Presidente Lacalle Pou, con un criterio pragmático, decide avanzar tratativas con el gobierno comunista de China, con el mismo fundamento de Astori: China hoy es el principal socio comercial del Uruguay. Ahora a la oposición frentista no le va a ser fácil oponerse a un acuerdo con China, que es parte de su misma familia ideológica.
A nivel internacional, Argentina, embretada en un caos político, económico y financiero sin precedentes, se opone a que socios del Mercosur, hagan tratativas con cualquier otro país del mundo en forma individual, y entonces apelan a la Decisión CMC No. 32/00, que obligaría a los socios del Mercosur a que los acuerdos con terceros siempre debe hacerse en forma conjunta. Paraguay apoya a Argentina, y Brasil no ha sido muy preciso en su posición, aunque altos funcionarios estarían de acuerdo con Uruguay. El fundamento jurídico de Uruguay, está en la falta de validez de aquella decisión, porque no fue ratificada por ninguno de los socios, como es de rigor. Por otra parte, el sistema del Mercosur no tiene naturaleza supranacional, y por lo tanto las resoluciones que se tomen carecen de validez jurídica mientras no hayan ratificadas por cada parte, a través de sus poderes constitucionalmente competentes.
El procedimiento de un TLC con China está en marcha. No sé cuanto demorará su concreción definitiva. Pero está en marcha. No se puede esperar 30 años para que un Mercosur anodino, teórico, inidóneo para la concreción de sus objetivos, y por ende, totalmente inútil, cumpla con la finalidad para la cual fue creado.
Tampoco debemos permitir que, escudados en diversos pretextos, posiciones expresadas a nivel nacional, se dediquen, una vez más, a poner palos en la rueda. A Uruguay le va la vida en lograr una libertad comercial con cualquier país del mundo.