viernes 19 de abril, 2024
  • 8 am

Testigo falso

César Suárez
Por

César Suárez

201 opiniones

Por el Dr. César Suárez
Hoy día que estamos cada vez más familiarizados con la electrónica informatizada, nos asombramos una y otra vez con nuevos prodigios de la ciencia y la tecnología, máquinas capaces de procesar millones de operaciones en fracciones de segundos, operaciones que un cerebro inteligente le llevaría, horas días, meses o años, herramientas que han permitido ahorrar tiempo y acelerar procesos que para una persona serían extenuantes.
Hoy disponemos de máquinas equipadas con innumerables sensores que de acuerdo a cada estimulo recibido pueden generar complejas “decisiones” o activar alertas cuando algo se sale de su eje, máquinas robotizadas sensibles a cada factor de la naturaleza, como el frío, el calor, la humedad, el viento, la presión atmosférica, a las radiaciones emitidas por la naturaleza, a las ondas de radio y a cualquier otro estímulo que a ustedes se les pueda ocurrir.
Los que hemos vivido unos cuantos años, no nos terminamos de asombrar con cada nuevo prodigio que ya no sólo responden a la presión sobre un botón, sino que reconocen la voz humana y hasta gestos o movimientos para dar siempre una respuesta.
Todos esos asombrosos prodigios son programados por la inteligencia humana y terminan por hacer las tareas para las que están programadas y por suerte, por ahora, esos portentosos ingenios de la creación humana, no logran aún, decidir por sí mismos fuera de las tareas que han sido programadas.
Pero previo a tanto desarrollo tecnológico, existía y sigue existiendo “la máquina” humana con su inteligencia que vive intentando desde tiempos inmemoriales curiosear sobre la naturaleza que nos rodea y hacer máquinas a su semejanza, intentado aliviar la tarea humana.
A la “máquina humana”, la gobierna el cerebro y el cuerpo humano, es una suerte de tablero con millones de sensores en cada milímetro de piel y de sus órganos interno, sensores que nos avisan “al toque” cada ruido, cada imagen, si hace frío, calor, si tenemos hambre o sed, si nos pica, no quema o nos duele, si es rico o asqueroso lo que nos llevamos a la boca. Cada sensor avisándole al cerebro que está pasando en cada centímetro de nuestra humanidad y en su entorno para que el cerebro termine por decidir qué hacer con la información que le llega.
A su vez, el propio cerebro actúa en un ida y vuelta con cada uno de los órganos que conforman el cuerpo humano en un intercambio constante, donde cada emoción impactará inevitablemente en algún punto de nuestra humanidad y donde las glándulas son muy sensibles a cada pensamiento, a cada emoción.
La piel está densamente poblada de glándulas, sobre todo sudoríparas y sebáceas, el tubo digestivo está sembrado de glándulas, (salivales, gástricas, intestinales). El hígado, el páncreas, la tiroides, las mamas, la próstata son glándulas, las vías respiratorias están cubiertas de miles de glándulas, cada uno segregando su contenido y generando su función normal, deficitaria o en exceso y generando reacciones diversas sobre cada uno de los órganos.
La cabeza manda e incide en cada una de las funciones y es capaz de activar funciones y hasta generar enfermedades.
Hay un refrán popular que dice “traspiraba como testigo falso” lo que da testimonio claro de cómo influye el estrés, en este caso en la función sudorípara.
Lo mismo suele suceder con otras funciones, donde el estrés impacta de acuerdo a la sensibilidad de cada individuo y como la “piola se corta por el dado más fino” cada uno responderá ante el estrés con su órgano más sensible.
El que sufre del estómago, responderá al estrés con una gastritis, el asmático se le cerrará el pecho, el que es alérgico la secreción sebácea le provocará una dermatitis seborreica y cualquiera tendrá contracturas musculares, o le dolerá la panza, el que se asusta o se emociona, sele acelera el corazón, o aumentará la presión arterial, la depresión emocional incide sobre la inmunidad.
Las emociones mandan y siempre pegan en alguna parte cada vez que estamos en “falsa escuadra” en cada órgano según el caso tal cual le sucede al testigo falso.
El equilibrio emocional, tiende a volver todo a su debido lugar.