miércoles 24 de abril, 2024
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Pan para hoy

César Suárez
Por

César Suárez

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Por Dr. César Suárez
Los resultados obtenidos de cada uno de nuestros planes jamás se cumplen en su totalidad, la, los imprevistos, la impericia, los descuidos, circunstancias externas entre otras suelen desviar el resultado esperado retrasando objetivos y en ocasiones obtener un resultado totalmente contrario al buscado.
Imprevistos, impericia, descuido, circunstancias externas, error de cálculo, desinformación suelen ser los insumos que llevan inexorablemente al fracaso de cualquier emprendimiento.
Cada acción que realizamos los seres humanos tiene una palabra que lo define a través de la cual los demás pueden comprender cuál es el objetivo de nuestras acciones.
Cuando tenemos como propósito lograr el mejor resultado posible con una determinada acción la palabra que define ese objetivo es “optimizar”, sacarle el mejor provecho posible al recurso que tengo disponible.
La prolijidad o desprolijidad con la que yo o cualquiera maneje esos recursos impactarán indefectiblemente el resultado a obtener, el mal uso o el uso displicente del recurso generará un desperdicio y aparece otra palabra trascendente para el resultado, “gestión” que está ligada fundamentalmente a pensar, planificar, y corregir a tiempo de acuerdo a las circunstancias.
La gestión en un recurso intangible, no tiene forma ni tamaño ni peso,pero incide en forma determinante sobre el material disponible por esa razón las empresas reservan los mejores salarios para contratar gerentes con experiencia que han demostrado su eficiencia en planificar y optimizar los recursos disponibles que hacen la diferencia en los resultados.
Pero no se precisa tener una gran empresa para gestionar adecuadamente los recursos disponibles, cada individuo puede aplicar un método inteligente para gestionar lo poco o mucho que se tiene.
Lamentablemente, nuestra realidad muestra que un gran número de personas viven inmersos en el error de cálculo
Viendo la televisión, es asombrosa la frecuencia de publicidades dedicadas a ofrecer créditos para el consumo dirigido a gente común, de bajos ingresos donde jovialmente un locutor o locutora incitan a cualquier distraído a tomar un crédito en tono casi como si fuera de un regalo para gastar alegremente en cualquier cosa necesaria o inútil, total si después lo pagás en dieciocho cuotas pero que al final sumadas, por lo menos duplican el monto original y dónde al que habitualmente no le alcanza el sueldo para llegar a fin de mes, queda “enganchado” por un año y medio después que se gastó casi sin saber en qué la “generosa oferta imperdible”.
Obviamente, si antes no le daba el dinero, ahora con el peso de la cuota, le va a dar menos y seguramente se va a atrasar y entonces le van a “caer” los intereses de mora que van a terminar por desarticular la economía personal engrosando en forma trágica el monto final.
No sé si es cierto, pero se anda diciendo por ahí que hay un millón de uruguayos en el “clearing” imposibilitados de obtener un nuevo crédito que de algún modo es una salvaguarda para no seguirse hundiendo, pero a su vez, las cifras adeudadas se siguen abultando al ritmo de intereses de mora que colindan con la usura.
Obviamente que la posibilidad de disponer de un crédito en múltiples circunstancias es unrecurso que usado juiciosamente ante un proyecto razonable resulta una herramienta importante para concretar un emprendimiento, pero esa toma alegre de un crédito para “hacerse un gusto” como suele decir la publicidad, termina por ser un disgusto que se prolonga por un año y medio o más cuando el clearing bloquea todo.
Sin duda que toda esa incitación a tomar alegremente pequeños créditos estimulando una suerte de adicción a consumir están enmarcados en las reglas de juego que autoriza la ley, pero terminan afectando a mucha gente, casi un tercio de toda nuestra población.
El Estado le debería poner coto a esa publicidad de algún modo engañosa que ofrece felicidad instantánea y sufrimiento a largo plazo.