viernes 29 de marzo, 2024
  • 8 am

¡Viva Batlle!

Juan Carlos Ambrosoni
Por

Juan Carlos Ambrosoni

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Por Juan Carlos
Ambrosoni
¡Qué semana para los Batllistas! Hizo fecha de la desaparición física de José Batlle y Ordoñez. También, el lunes y martes fue aniversario del sobrino nieto del susodicho, tanto del fallecimiento como del nacimiento respectivamente, hacemos alusión a Jorge.
El apellido Batlle es sin duda uno de los trascendentes y simbólicos de este país, estamos hablando de una familia que tiene cuatro Presidentes de la República, algo único en el mundo. El primero fue Lorenzo, allá por el siglo XIX. Luego su descendiente, el mencionado don Pepe –a criterio de quien escribe el más notable de todos ellos, y de la historia de nuestro Uruguay. Le sigue Luis, sobrino del anterior aunque fue criado por José debido al fallecimiento de su padre a corta edad del niño, cuyo tío tomo la tutela de él y sus hermanos. Por último, para cerrar esta camada de magistrados cierra la lista el hijo de Luis, Jorge.
Estos hombres lograron cosas increíbles, moldearon y modernizaron este territorio a su criterio: vanguardista, creador de igualdad de oportunidades y de una fuerte clase media. Los tiempos y contextos fueron distintos para los cuatro, aunque todos estaban en el momento justo, preparados y con las ideas acordes para llevar hacia delante esta nación. Lorenzo presidió entre 1868 y 1872, época donde el Estado era reducido, joven y no tan maduro. José por su parte, luego de la revolución de 1904, logró implementar su “pequeño país modelo” en las primeras tres décadas del siglo XX, podemos decir que ahí nace el Batllismo propiamente dicho. Su sobrino Luis años después gobernó en un Uruguay próspero y “Neobatllista”, que a pesar de los golpes de Estado tanto de Terra como el “golpe bueno” de Baldomir de los 30’ y 40´, pudo afianzar esa clase trabajadora que soñó y trabajó su tío, devolviéndole a la comunidad nuevamente sus mejores días. Para cerrar momentáneamente el ciclo Batlle tenemos a Jorge, a quién le toco “bailar con la más fea”. Asumía su administración en el 2000 y al poco tiempo le llega la aftosa y la crisis del 2002, con mucha mesura consiguió sacar adelante aquella situación. Mientras de la otra vereda le pedían el default –con lo perjudicial que viene consigo- Batlle aguantó y obtuvo salvarnos de los castigos que traería aparejada aquella decisión que parecería la del camino fácil, pero al igual que todo Batllista priorizó el interés colectivo, la credibilidad política, económica e institucional de nuestro país.
Desde el ejercicio del gobierno, el Parlamento, diario “El Día” y “Acción”, radio “Ariel” y junto a los militantes “de a pié”, los Batlle siempre trabajaron y configuraron nuestra sociedad para que sea más justa y grande en lo cultural, con el propósito de darle la información y educación necesaria al uruguayo para desarrollarse en su vida. La banda presidencial les quedó pintada y a la altura de las circunstancias. Por ellos y su legado es que en esta semana tan significativa para dicho apellido decimos con mucho orgullo ¡Viva Batlle!