viernes 1 de noviembre, 2024
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Volver al combustible original

César Suárez
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César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
Decir que cada ser humano es único, parecería ser una redundancia, cada uno es uno con su compleja estructura corporal y funcional, con su forma de ser, con su forma de pensar, de sentir y nadie puede penetrar en los vericuetos intricados del pensamiento individual por más que cada uno sea muy extrovertido, los demás, sólo pueden acceder a una mínima parte del pensamiento de otro y resulta imposible saber lo que otro está pensando cuando expresa a través de la palabra sólo una infinitésima parte de su pensamiento.
También, cada individuo, orgánicamente es único, con un sistema inmunológico absolutamente personal que sólo reconoce lo propio y se resiste ante cualquier tejido ajeno que se le quiera incorporar generando un rechazo que sólo se puede atenuar utilizando drogas que minimicen la respuesta inmune, muchas de las cuales, a su vez, generan efectos colaterales adversos.
Cada uno es cada uno, cada cual es cada cual y cada organismo reacciona físicamente ante cada agresión recibida con una repuesta inflamatoria al intentar deshacerse de cada cosa que lo invade o al poner en juego los mecanismos de reparación ante cualquier agresión física
A modo de ejemplo, esa respuesta inflamatoria se puede comprobar, externamente sobre la superficie cutánea, cuando accidentalmente una persona le ingresa a la piel una espina de cualquier planta y se queda ahí por varios días. En estas circunstancias el organismo genera mecanismo de rechazo a través de la inflamación dolorosa que sólo se curará cuando la espina sea extraída.
Pero cada organismo está expuesto continuamente a factores externos a través de la vida y reacciona de acuerdo a la sensibilidad inmunológica que cada uno tenga, tarde o más temprano comienza a sumar efectos, muchos reversibles si se actúa a tiempo y otros que se cronifican y se van haciendo irreversibles.
Uno de esos estímulos que generan respuestas inflamatorias están contenidos en alimentos que consumimos diariamente con toxicidad variable a los que el sistema inmunológico reacciona y nos lo hace saber a través de diversas manifestaciones clínicas que se van acentuando con el envejecimiento, mucha de las cuales se hacen irreversible dada la insistencia en el consumo de determinados alimentos que el sistema inmunológico rechaza, de inicio en forma silenciosa y luego se van haciendo sintomáticas en forma progresiva.
La alimentación humana ha ido migrando hacia alimentos procesados y ultra procesados que no se adaptan a los mecanismos biológicos alimentarios y muchos organismos los identifican como extraños generando respuestas de rechazo que se manifiestan con reacciones inflamatorias (tal cual sucede con un objeto extraño insertado sobre la piel).La insistencia en la ingesta de esos alimentos va cronificando esa reacción que se puede comprobar en la clínica cotidiana con la inflamación de la mucosa intestinal, de articulaciones, del sistema vascular, de la piel y de cualquier otro órgano interno, sin contar, además, con un aumento estadísticamente significativo de las respuestas alérgicas, cada vez más frecuentes, sobre todo en niños, reacciones que antes eran excepcionales.
Los niños ya no ingieren alimentos simples, ingieren alimentos ultra procesados que proliferan en cada fiestita de cumpleaños que se han hecho demasiado frecuentes y como estamos muy ocupados trabajando para perseguir la dinámica consumista que se ha impuesto en nuestra sociedad, casi nadie cocina y se suele consumir chatarra.
Hoy día, se han multiplicado las afecciones autoinmunes a causa de un sistema inmunológico bombardeado por alimentos antinaturales a lo que se le agrega el estrés moderno por una vida agitada y consumista donde el dinero suele no dar para toda la oferta disponible, generando un desfasaje en la economía familiar acentuando el estrés, otro estímulo nocivo para nuestra respuesta inmunitaria.
El organismo humano ha sido diseñado acorde a la naturaleza que lo rodea para estar en equilibrio, pero la alimentación se ha ido artificializando con los inventos de la industria alimentaria y los organismos humanos están funcionando mal con ese combustible.