martes 3 de diciembre, 2024
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Tras más de 50 años cierra la emblemática Librería Ariel dejando una huella de esfuerzo y de innovación constante

Por Melisa Ferradini.
En pleno centro de Salto, Librería Ariel se convirtió durante más de cinco décadas en un punto de referencia para generaciones de salteños. Este mes, su propietario, Oscar “Pelón” Martínez, anunció el cierre definitivo del emblemático comercio, marcando el fin de una era que comenzó en 1955 y que dejó una huella imborrable en la comunidad. En esta entrevista con CAMBIO, Martínez, comparte con nosotros los recuerdos y aprendizajes de más de cinco décadas dedicadas al rubro de librería y juguetería. Un comercio que se ha mantenido como un punto de referencia para varias generaciones salteñas.
LA HISTORIA
Con 78 años, “Pelón” Martínez relata cómo este apodo lo acompaña desde los dos años, cuando su hermana comenzó a llamarlo así por su cabeza rapada. Este sobrenombre se convirtió en parte de su identidad, mucho más conocida que su propio nombre. Hijo de un maestro y una profesora, Martínez recuerda una infancia entre libros y aprendizajes, influenciado por la vocación educativa de su familia. Creció entre Durazno y Salto, donde estudió en las escuelas No. 1 y 2 y más tarde en el Liceo No.1. IPOLL A los 15 años comenzó a trabajar en la librería que su padre había fundado junto con otros socios bajo el nombre de “Librería Rodó”.
NACIMIENTO DE LA LIBRERIA
En 1972, “Pelón” tomó las riendas del negocio, cambiándole el nombre a Librería Ariel. “Era por un rótulo que estaba en el local, decidimos llamarla así”, explica. Desde entonces, el local ha sido un símbolo de constancia y dedicación, resistiendo los altibajos económicos y transformaciones del comercio local. Le he dedicado muchísimo tiempo al trabajo. La librería me permitió criar a mi familia. Pasé más de 50 años dedicándole horas y esfuerzo. Lo disfruté siempre; podía pasar todo el día aquí sin sentirlo como una carga. Hubo épocas buenas y malas, pero nunca cerramos. La librería se adaptó a los tiempos, ofreciendo desde libros y útiles escolares hasta juguetes, convirtiéndose en un espacio donde la comunidad encontraba lo necesario para la educación y los momentos de esparcimiento de sus familias. Cuando empecé a cargo no fue fácil, la situación estaba complicada. En diciembre y enero de ese momento no se vendía nada. En 1972, al mudarnos al centro, mejoraron las cosas. Con el movimiento que generó Salto Grande en los años 70, hubo una época muy buena.
UN LEGADO DE RELACIONES HUMANAS
Martínez destaca las relaciones personales que construyó con sus clientes a lo largo de los años. “Hay familias que compraron aquí por generaciones. Los abuelos venían, luego los hijos y después los nietos. Es algo que no tiene precio”, dice emocionado. Recuerda especialmente a una maestra que durante años compró sus materiales mensualmente, sin faltar nunca a sus pagos. Aunque Librería Ariel resistió numerosas crisis económicas, incluyendo las de los años 80 y principios de los 2000, los últimos años fueron más complicados. “Las grandes superficies han cambiado mucho el comercio local. La gente compra en los supermercados cosas que antes buscaba en las librerías”, relata. El impacto de la digitalización y las nuevas formas de consumo también influyeron. “Hoy los libros de texto se consiguen por internet, algo que antes era imposible”, añade.
CIERRE Y AGRADECIMIENTOS
Con la decisión de cerrar, Martínez mira hacia atrás con gratitud. “Este negocio me permitió criar a mi familia y vivir dignamente. Estoy agradecido con todos los clientes que nos acompañaron en este camino”, expresa. La relación con los clientes en tantos años ha sido maravillosa. Muchos clientes se volvieron amigos. Recuerdo una maestra que compraba todos los meses durante años y siempre pagaba a tiempo. También he visto generaciones enteras pasar por la librería: padres que compraban para sus hijos, y luego esos hijos para sus propios niños. El próximo mes será el último para Librería Ariel, pero su legado perdurará en las historias de quienes encontraron allí más que un comercio, un lugar de confianza y tradición.