Por Gustavo Varela
Entramos en la cuenta regresiva del año 2024, año movido en materia política, y estamos en el umbral del año 2025, año en que culmina el muy largo proceso electoral uruguayo, cuando los orientales sean llamados a elegir los respectivos gobiernos departamentales y las diferentes alcaldías.
Por cierto que estos últimos días son de despedida del año viejo, y de bienvenida del año nuevo, lleno de esperanzas y deseos de nuevos logros o metas que nos proponemos individualmente.
Una navidad, donde quienes profesamos la fe católica, conmemoramos el nacimiento del hijo de Dios, pero fundamentalmente el concepto de familia, que se encuentra fuertemente arraigada a la fecha, cada vez es más bastardeada, por quienes no les interesa las tradiciones, pues va en contra de sus intereses ideológicos.
Por eso la han convertido en una fecha donde lo comercial predomina por sobre la tradición.
La destrucción del concepto familia, es lo principal para poder dominar las sociedades.
Promover la existencia y el culto a lo familiar, destruye los cimientos de las sociedades, y a esos individuos los vuelve más vulnerable a prácticas donde el sometimiento es lo principal.
Quienes niegan el catolicismo, se basan fundamentalmente en la negación de cualquier poder que se encuentre por encima de lo terrenal, que es la base de lo que profesan.
Ya lo decía Marx, “la religión es el opio de los pueblos”.
Edmund Burke, escritor, filósofo y político liberal británico, defensor del libre comercio y enemigo de los controles de precios, amante de las tradiciones y las costumbres, expresó “cuando una sociedad deja de mirar al cielo, empieza a arrodillarse ante los hombres.
No quieren que profesemos determinados valores que se dan de bruces, contra lo que ellos promueven.
En cambio la celebración del año nuevo tiene múltiples significados, que varían según las culturas y las tradiciones, pero en general, se asocia con el fin de un ciclo temporal y el inicio de uno nuevo.
La celebración del Año Nuevo es una ocasión para mirar hacia el futuro con optimismo, renovar energías y fortalecer la conexión con los seres queridos, todo dentro de un marco de reflexión personal y colectiva sobre el paso del tiempo y el crecimiento.
Habiendo ya pasado la Navidad, y estando próximo a fin de año, son los deseos de éste escriba, que juntos en familia, y profesando esos valores que tanto nos protegen e impulsan, festejemos el arribo de un nuevo año venturoso y superador.
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