De qué hablamos cuando decimos de “breadcrumbing”
Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Sexual
Quizás últimamente han escuchado nuevos términos para conductas que se dan en un vinculo, muchas de ellas no suelen alimentar un vinculo sano.
El “Breadcrumbing” o en español, “migajas de amor” es una de estas conductas que suele generar un gran daño emocional y que no tiene como objetivo formar un lazo solido con el otro.
Podría decirse que se traduce en una forma de manipulación emocional que se está dando de forma frecuente en las relaciones.
¿En qué consiste? En brindarle pequeñas muestras de atención a la persona con la que te encuentras, para que esta no pierda el interés, de todas formas el vínculo no se llega a consolidar.
Mantener la expectativa es fundamental para que el otro siga “enganchado”, creyendo que la relación puede afianzarse.
Es importante reconocer este comportamiento para no permitirlo, por ejemplo cuando no concretan planes o hablan de hacer cosas a futuro pero estas nunca suceden. Recibir mensajes esporádicos o faltos de mucho sentido, solo palabras superficiales para que no olvides que igual están allí.
Evitan definir la relación, esquivan la conversación, o se sienten incómodos al hablar de eso. Otra de las conductas más claras es la intermitencia, estar y no estar, aparecer y desaparecer, sobre todo aparecer cuando estas superando y desaparecer cuando estas demostrando interés en consolidar el vínculo.
Mantenerte en la duda constante es la clave, hacerte dudar de tu percepción e intuición es lo que sostiene este tipo de relaciones.
¿Porque lo hacen? Es una buena pregunta y con diversas respuestas, estas son personas que buscan la validación, el solo hecho de sentirse deseado pero con un gran miedo al compromiso y a la conexión afectiva.
Son a su vez adictos al control emocional, sin involucrarse porque la realidad es que tampoco saben con claridad lo que buscan.
No debemos minimizar las consecuencias de este tipo de vínculos, ya que provocan daños emocionales muy importantes, efectos como la baja autoestima, ansiedad, desconfianza, angustia, el sentir no ser suficiente, etc.
Lo esencial es empoderarnos para no vernos atrapados en estos vínculos, comunicar, hablar lo que sentimos, lo que queremos y hacia dónde vamos. Tus emociones tienen validez, y ser claros es lo mejor que podemos ofrecer.
Voy a hacer referencia a los limites, límites claros, sin ambigüedad, saber con seguridad que si y que no, te protege, te blinda emocionalmente.
Lo importante es no aceptar menos de lo que merecemos, no aceptar migajas de cariño por miedo a la soledad o tener la creencia de que no vendrá algo mejor. La confusión no es parte del amor, si la tranquilidad y la seguridad.
Cuidar nuestras emociones no tiene que ser un sacrificio, al contrario, tiene que volverse clave al momento de vincularnos, no todos merecen nuestro afecto ni mucho menos que pongas en duda tu valor o evites conversaciones porque al otro esto le incomoda.
Mantener la comunicación asertiva y la claridad con respecto a lo que buscamos evita prolongar vínculos inestables.
Y no, no es tu culpa, aunque busques culparte o cuestionarte, las inseguridades no te pertenecen, son del otro, es su necesidad de reconocimiento y su falta de gestión emocional.
Aprendamos a identificar estas conductas para alejarnos a tiempo, nada justifica un comportamiento de este tipo, mucho menos exponernos gratuitamente nosotros a ellos.