Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Sexual
El relacionamiento entre las personas nunca deja de sorprendernos, hay tantos tipos de vínculos como personas en el mundo y no hablamos únicamente de relaciones románticas, sino que todo tipo de vínculo conlleva una sorprendente madeja de comportamientos, entre ellos de los buenos y de los no tanto.
Las llamadas “banderitas rojas” o “banderitas verdes” nos hablan de estos comportamientos que nos indican que todo va bien o que definitivamente debemos virar el timón hacia otro mar.
Ignorar estas banderas cuando se trata de un comportamiento (o varios) nocivo puede llevarnos a repetir dinámicas dañinas, a la dependencia emocional o vínculos insanos.
En algunos de los ejemplos claros de red flags encontramos la manipulación emocional, la culpa impuesta por un otro por sentir, por expresar sentimientos, necesidades, como si amar no fuera valido o casi que un insulto.
Y si la culpa es protagonista entre las red flags, el gaslighting es parte más que importante del reparto de actores, y es que este término da cuenta de lo tergiversada que puede mostrarse la realidad, instalar la duda de la percepción, la negación de los hechos, todo para que no salga a la luz lo que en verdad es.
De la mano viene la falta de comunicación honesta, evitar sentir o decir lo que se siente, mentir, o guardar información que puede ser determinante en una relación.
Otra frutillita en esta torta de red flags es el breadcrumbing, término que analicé con ustedes en una de mis columnas, y es el recibir migajas de amor o atención, y es que son justamente estas muestras de atención intermitentes que mantienen el vilo, pero que dicen a gritos que no hay compromiso de la otra parte.
Podría suponer que alguna vez escucharon o vivieron en carne propia los celos excesivos, el control, y es que esto se trata de algo más que una banderita roja, es un gran letrero de “¡NO ENTRAR!”.
Sumado ello (o de forma aislada) a la desvalorización de los logros o de las emociones, minimizar sentires, el aislamiento de los vínculos cercanos, la ley del mínimo esfuerzo donde la conexión existe (o así se cree) porque se sostiene unilateralmente, y así podría seguir con unas cuantas banderitas más que están ahí no solo para ser vistas sino que puedan ser internalizadas.
Pero no todo son banderitas rojas, por suerte existen las verdes también, las señales positivas que muestran madurez emocional, respeto, disposición a construir un vinculo sano, reciproco.
La comunicación asertiva es y siempre será una green flag, un dialogo abierto, sincero, donde se pueda hablar sin juzgar, escuchar sin pisar, donde prevalezca la expresión sin culpas, ahí es.
Donde los limites se respeten y se establezcan claros y de forma respetuosa, porque no invaden, solo marcan desde y hasta donde, para no dañar ni mucho menos dañarse.
Y algo que en lo personal es sin dudas una gran bandera verde, SENTIR Y ENTREGAR PAZ, porque en un mar en calma no se desatan las tormentas perfectas, solo nubarrones pasajeros.
Que no se conviertan estas banderitas en el amarillo del semáforo, que sean el rojo o el verde, un acá me detengo totalmente o sigo con tranquilidad, porque las emociones son innegociables, porque la paz es lo importante y las banderas son las alertas de que algo podría interrumpirla o incluso romperla y eso no debe permitirse jamás.
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