sábado 12 de julio, 2025
  • 8 am

Corazón de amiga

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce De León.-
Sin lugar a dudas que el corazón de María es una realidad muy difícil de ignorar, por más que muchas veces no sea muy tenido en cuenta.
Los relatos evangélicos nos dicen, hablando de ella: “Guardaba estas cosas en su corazón” como si el mismo fuese un hermoso arcón donde depositaba experiencias que le sobrecogían.
En su vida fueron varias las realidades que allí depositó puesto que, en su sencillez y humildad, fueron diversas las situaciones que llevaban la impronta de “acción de Dios”
Dios, se propuso, un día, irrumpir en su vida para que la misma fuese parte de su historia de salvación.
Ella, supo decirle “Si” a un proyecto que iba mucho más allá de todas sus posibilidades de entender y de asumir. Pero, igualmente, se puso a disposición de la solicitud de Dios.
Desde ese momento su corazón se llenó de maternidad y cercanía. Se volvió tremendamente humano porque lleno de disponibilidad y compromiso.
Desde ese momento todo lo suyo pasó a ser secundario puesto que lo de Dios supo ocupar un lugar privilegiado en su vida. Muchas cosas no las entendía, pero, igualmente, las aceptaba y las vivía como parte de su entrega a Él.
Debe de haberle descolocado el que Dios, en su proyecto, quisiese hacerse hombre y que para ello le pidiese autorización para utilizar su vientre y su sangre
Debe de haberle descolocado que su hijo le dijese, ante su angustia: “¿No saben que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?”
Debe de haberle descolocado, cuando le manifiesta a su hijo que, en aquella boda, no tienen vino y su hijo le responde: “¿Qué nos va a ti y a mí?” y ella continúa con un “Hagan lo que Él les diga”
Debe de haberle descolocado cuando, buscando que su hijo reviese su decisión, se presenta en el lugar donde se encontraba y recibe como respuesta a su deseo de verle: “¿Quién es mi madre y mis hermanos?”
Podríamos continuar mirando diversos textos evangélicos para saber que María debe de haber guardado mucho en su corazón puesto que su vida se colmaba de realidades que la descolocaban.
Pese a todo ello su corazón siempre estaba colmado de sentido común y sencillez. Nunca fue una mujer lejana porque creída de si misma. Cuando todo se vistió de oscuridad y desesperanza, ella se mantuvo ayudando a conservar la confianza y la unidad. Pese a que su corazón estaba estrujado por el dolor supo mantenerse firme cercana a su hijo, que moría en la cruz, para infundirle fortaleza y apoyo.
A lo largo de nuestra historia, en diversas oportunidades, supo hacerse presencia para hacernos llegar su voz invitando al cambio de actitudes puesto que nos íbamos alejando de su hijo y su proyecto de amor. Nunca se mantuvo al margen de nuestra realidad y siempre ha estado atenta para ayudarnos a corregir caminos equivocados.
Nada de lo suyo fue fácil y aprendió a vivir conforme Dios en base al poder guardar sus vivencias en su corazón y, sin duda, desde allí nos ayuda para que hagamos lo mismo.
Por ello es que María es ese ser que, constantemente, nos está mostrando su disponibilidad materna para que nos animemos a experimentarla como una amiga que nunca deja nuestra mano y así ayudarnos a vivir conforme el proyecto del Padre Dios.
Ello hace que nuestra relación con ella sea constante y familiar porque es una amiga dispuesta a ayudarnos siempre.