Por Carlos Arredondo
“Anti vacunas” les llamaban la mayoría de las personas, quienes se sumaban al grito de la gran mayoría de los periodistas, quienes defendían y defienden, el relato oficial, ese relato que apuntala, acompaña y resguarda el Frente Amplio, y que cada día es más mentiroso; Cada día más doloroso.
“Los verdaderos enemigos de la Sociedad Uruguaya”, les decía Leonardo Haberkorn en una columna de opinión publicada en El observador, mientras llamaba a la clase política a tomar medidas contra los “anti vacunas”, al tiempo que reclamaba a sus colegas periodistas evitar difundir lo que esos “enemigos de la sociedad” tenían para decirle a la gente.
“Y si no creen hay que aislarlos… Yo los metería a todos en una camarita” decía jactanciosa, refiriéndose a quienes cuestionaban el relato pandémico oficial, la militante gubernamental, Patricia Madrid en un programa del canal 10 de Montevideo, donde la dejan jugar a ser periodista.
Sciuto, Ferreira, Vega y otras personas, fueron detenidos en la plaza de Maldonado cuando pretendían explicarles a las personas del lugar, cual era la verdad de las vacunas COVID cuando se salía del relato y se observaba seriamente la situación.
Si amigos, quienes cuestionamos el relato pandémico oficial, debimos afrontar mil bastardeos, tomadas de pelo, denigraciones, y exclusiones. Fuimos aislados, y hasta para entrar a la Expo Salto teníamos que estar vacunados con un experimento solo porque lo decía el Gobierno ¿Se acuerdan?
Si bien podría pasar varias horas escribiendo sobre situaciones vividas por quienes nos negamos a aceptar el relato oficial como real y/o verdadero, prefiero concentrarme en lo que motiva esta columna, que no es otra cosa que un nuevo tramo de la caída del velo de toda la farsa.
El pasado 5 de marzo el laboratorio AstraZeneca -una de las marcas de este tipo de inyecciones más dañinas después de Pfizer-, debió pedir a la Comisión Europea que se le retire el permiso para ser comercializada a su vacuna Anti Covid, Vaxsevria.
La solicitud de la farmacéutica fue realizada luego de admitir en documentos judiciales, ante un tribunal del Reino Unido, que su vacuna contra el covid-19 “puede causar un efecto secundario poco común: trombosis. La empresa farmacéutica fue demandada de manera colectiva al afirmar que decenas de individuos fallecieron, mientras que otros resultaron seriamente heridos, tras la inmunización” publicó el portal NEWSWEEK en español el pasado 29 de abril.
“De acuerdo con el diario británico The Telegraph, AstraZeneca aceptó en un documento legal presentando ante el Tribunal Superior de Reino Unido que su vacuna contra el virus SARS-CoV-2 “puede, en casos muy raros, causar trombosis con síndrome de trombocitopenia (TTS)” y aseguró, más adelante, desconocer el mecanismo causal”, dijo el portal.
Si oponerse a este tipo de consecuencias es ser antivacunas, deberíamos caer en el absurdo de decir que ahora AstraZeneca es anti vacunas.
Ironías al margen; Este tipo de consecuencias, fueron advertido por eminencias medicas de todo el mundo. Científicos que, sin conflictos de intereses, refutaban los argumentos que “los Julios Medinas, los Moratorios, los Salinas” y todos los que exhibiendo credenciales de “hombres de ciencia”, nos repitieron hasta el hartazgo que no nos iba a pasar nada, y que nuestra salud estaba garantizada al ponernos en el cuerpo esas inyecciones.
Quienes escuchábamos a aquellos científicos -a aquellos, no a éstos-, veíamos también cómo les aplicaban cobardemente la censura, no solo en los medios, sino también en las redes, y nos vimos en la necesidad de comenzar a advertir a nuestros familiares, amigos, y a nuestra comunidad toda, que el relato oficial contenía algo extraño, y que a pesar de que no se decía en la tele, o en los diarios, aquel relato no era honesto. Que nos estaban engañando.
Te recuerdo que AstraZeneca fue una de las 3 marcas que nuestro gobierno –sí, el mismo que nos decía que nos cuidaba – puso a nuestra disposición.
Antes de irme déjame decirte que hoy martes 7 de mayo entra en vigencia la resolución tomada por la Comisión Europea de retirar la autorización de comercialización del medicamento Vaxsevria – Vacuna COVID-19 (ChAdOx1-s recombinante) del fabricante AstraZeneca.
Gobernantes, médicos, “científicos renombrados”, periodistas, políticos y tantos otros, deberían comenzar a hacerse cargo; ellos son tan responsables como la farmacéutica.
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