Por Melisa Ferradini.
La problemática del abuso sexual infantil es una de las heridas más profundas y silenciadas de nuestra sociedad. Detrás de cada caso hay un niño, una niña o un adolescente que ve vulnerada su infancia y también familias que deben enfrentar un largo y doloroso camino de denuncia, justicia y reparación. Con el objetivo de acompañar, contener y visibilizar esta realidad, surgió en Salto la Asociación Familia Grande, un espacio conformado por familiares de víctimas.“Somos un grupo de familias que hemos pasado por estas situaciones con nuestros hijos o familiares cercanos. Nos unimos para apoyarnos y también para hacer visible una problemática que muchas veces se esconde debajo de la alfombra”, explicó Sandra Canio, integrante de la asociación, en diálogo con CAMBIO.
MITOS Y REALIDADES
La organización brinda contención a quienes atraviesan este proceso, pero además busca incidir en la comunidad y en las instituciones. “Nos dimos cuenta de que si no hablábamos, nada iba a cambiar. El abuso sexual infantil existe, sucede en todos los ámbitos y a cualquier clase social, y es fundamental romper con los mitos que lo rodean”, enfatizó. Uno de los objetivos centrales de “Familia Grande” es desarmar las falsas creencias en torno a este delito. “Durante mucho tiempo se pensó que el abuso ocurría en determinados contextos o por parte de personas desconocidas. La realidad es que en la mayoría de los casos, los agresores pertenecen al círculo cercano de confianza: padres, padrastros, abuelos, tíos, vecinos. Eso hace que la denuncia sea aún más difícil”, afirmó.
HUELLAS
Además, la integrante de la asociación remarcó que el abuso deja huellas no solo en los niños, sino en todo el entorno. “Se trata de un daño que trasciende a la víctima directa. La familia también sufre, se siente desprotegida, muchas veces cuestionada. Es un duelo que se atraviesa en silencio porque aún pesa mucho el miedo y el estigma social”, relató. Canio recordó que, en varias oportunidades, los medios de comunicación han contribuido a instalar mitos o a poner el foco en aspectos secundarios en lugar de proteger a la víctima. “Es clave que los medios comprendan la responsabilidad que tienen al tratar estos temas. Una cobertura inadecuada puede re victimizar y, en algunos casos, incluso desalentar la denuncia”, advirtió.
UNA REALIDAD
QUE DUELE
Cuando le consultamos sobre la situación en el departamento, Canio aseguró que el número de casos en Salto es alto. “Lo vemos en el trabajo diario. Recibimos testimonios de muchas familias que se acercan a nosotros porque no saben qué hacer, cómo denunciar, o porque sienten que el sistema no los acompaña. Es duro admitirlo, pero los casos son más frecuentes de lo que la sociedad se imagina”, afirmó. Los episodios que han marcado en nuestra sociedad han sido motores para avanzar en la formación de la asociación.

