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Martes 16 de Diciembre, 2025 75 vistas

CRILU entregó la generación de carneros más ultrafina de su historia

Un año más, el Consorcio Regional de Innovación de Lanas Ultrafinas (CRILU) concretó su tradicional entrega de carneros a los productores consorciados, en una instancia que volvió a confirmar la consistencia de un proceso de mejoramiento genético de largo plazo. En esta oportunidad, la generación entregada se posicionó como la más ultrafina en los 26 años de historia del consorcio.
Como ocurre en cada zafra, el CRILU realizó la selección de los carneros genéticamente superiores de la nueva generación y los asignó a los productores integrantes del consorcio mediante un sorteo oficial. De esta forma, los establecimientos acceden de manera equitativa a genética de alto valor, validada técnicamente por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL). Los reproductores provienen del Núcleo de Mejoramiento Genético Merino Ultrafino, que funciona en la Unidad Experimental Glencoe del INIA, uno de los pilares del programa.
Los datos productivos de la generación 2025 reflejan avances relevantes y consistentes. El peso vivo promedio al cierre de la prueba fue de 67 kilos, registrándose animales que superaron los 80 kilos con aproximadamente 12 meses de edad, un indicador destacado para biotipos de lana ultrafina. En paralelo, el diámetro promedio de la fibra se ubicó en 14,2 micras, con un rango que fue desde 12,4 hasta 15,7 micras, consolidando una reducción sostenida de la finura sin resignar tamaño ni estructura corporal.
Además, cerca de dos tercios de los carneros se ubicaron por debajo de las 14,5 micras, posicionándose en los extremos más finos de las lanas ultrafinas, definidas como aquellas inferiores a 16,4 micras. Este resultado reafirma que el programa no solo logra bajar el diámetro de fibra, sino que lo hace manteniendo atributos productivos y funcionales, un objetivo históricamente desafiante en la selección ovina.
Transferencia directa al productor
Al analizar los resultados alcanzados, Fabio Montossi, investigador de INIA y vicepresidente del CRILU, subrayó la consistencia del proceso de selección y su impacto en los sistemas productivos. "La generación 2025 consolida el trabajo de los últimos años. Logramos carneros ultrafinos, con diámetros de fibra que continúan bajando; altamente productivos en peso corporal; biológicamente eficientes, y más resilientes", señaló, destacando que esta combinación de atributos constituye uno de los principales diferenciales del programa.
Consultado sobre el rol de la investigación y de INIA en la conformación de esta generación, Montossi fue enfático al afirmar que "ha sido determinante". Según detalló, el instituto, junto con el SUL, el Instituto Plan Agropecuario, la Sociedad de Criadores de Merino Australiano y la Universidad de la República, "ha desarrollado y validado durante más de dos décadas un paquete tecnológico completo en genética ovina, basado en investigación aplicada, evaluaciones objetivas y selección por valores genéticos (DEPs)".
Ese conocimiento no quedó restringido al ámbito experimental, sino que fue transferido de forma directa a los productores a través de capacitaciones, protocolos técnicos y asistencia especializada. Este enfoque de transferencia ha sido clave para que los avances genéticos se traduzcan en mejoras concretas a nivel predial, manteniendo la coherencia entre los objetivos de selección y las condiciones reales de producción.
Durante la jornada de entrega, además, se compartieron resultados y avances de trabajos orientados a seguir fortaleciendo la competitividad de la producción ovina nacional. En particular, se abordó la recría estival, identificada como uno de los principales factores limitantes de la productividad y la eficiencia en los sistemas ganaderos extensivos sobre Basalto.
Tecnologías productivas
En la antesala del verano, técnicos del CRILU, del SUL y de INIA analizaron estrategias para enfrentar el déficit estacional de forraje y el fuerte desafío parasitario característico de ese período. En ese marco, se confirmó que la combinación de tecnologías forrajeras disponibles, como el uso de leguminosas y cultivos anuales estivales, junto con suplementación estratégica, manejo sanitario adecuado y suplementación con concentrados sobre campo natural, permite mejorar de forma significativa los procesos de recría y engorde de corderos en la región de Basalto.
En paralelo, se presentaron avances del trabajo que se desarrolla en el Experimento de Largo Plazo de Campo Natural, instalado en 2023 en la Unidad Experimental Glencoe del INIA, a partir de la incorporación de corderos de productores consorciados del CRILU. Concebido para extenderse por al menos tres décadas, el ensayo responde a la demanda de mejorar la sostenibilidad de los sistemas ganaderos sobre campo natural de Basalto.
A tres años de su instalación y a dos años de la incorporación de corderos CRILU, se destacaron avances en la producción de lanas de alta calidad sobre campo natural con dos esquilas anuales, así como resultados alentadores en la producción de peso vivo de corderos en sistemas de manejo más intensivo. Asimismo, se incorporaron nuevas mediciones vinculadas a calidad de lana, canal y carne ovina, orientadas a diferenciar productos de origen animal provenientes de estos sistemas.
Para Montossi, estos resultados confirman el rumbo del trabajo desarrollado. "Queda claro que estamos trabajando sostenidamente en la generación de tecnologías e información científica robusta que sustenten el camino para que Uruguay tenga ovinos más resilientes, más eficientes en el uso del pasto y del alimento, y con un perfil productivo más amigable con el ambiente", afirmó, señalando que estos objetivos están alineados con las demandas de los mercados y con las políticas nacionales de sostenibilidad.
En esa misma línea, subrayó que "el balance de 2025 es sumamente alentador y demuestra que la alianza entre ciencia, innovación, productores y mercados es un motor real de transformación". Según expresó, esta sinergia permite que las majadas consorciadas logren mejoras productivas y económicas tangibles, con impacto no solo a nivel predial, sino también en el desarrollo general del sector ovino uruguayo.