Por Carlos Arredondo
En la entrega anterior intenté explicar, a quienes aun no conocen lo que es, los orígenes y alcances de la Agenda 2030. Allí aseguré que se trata de un viejo plan que, a fuerza de dinero y coacción, unos tipos hiper-mega multimillonarios hace varias décadas vienen desarrollando en todo el planeta, y que tiene como destino final instalar el Gobierno Único Mundial, más conocido como: Nuevo Orden Mundial.
Este plan tuvo su prueba más importante, y cumbre, cuando a través de un mega experimento social de alcance global, mostraron su verdadero poder, e intenciones. Con un elaborado esquema de ingeniería social, de impecable manejo de masas, a través de la instalación del miedo a un virus de dudosa procedencia, y existencia-aún hoy no ha sido aislado en ningún lugar del mundo-, estos tipos probaron que sí podían separar las familias, sí podían hacer que las personas dejáramos de trabajar, que nos pusiéramos un trapo en la cara, que nos saludáramos a distancia, dejáramos a nuestros viejos solos, tirados, y lo más importante: Que todos saliéramos corriendo a ponernos en el cuerpo -y en el de nuestros hijos- una sustancia experimental, con una tecnología experimental, sin que nos importaran las miles de advertencias científicas que indicaban consecuencias nefastas para nuestra vida y nuestra salud.
La pandemia les demostró a estos tipos que a través del miedo pueden hacer de nosotros, y con nosotros, lo que se les dé la gana.
Pero claro, no lo hicieron solos porque en cada país del mundo tienen soldados que se encargan de que en el territorio, la tarea se cumpla. Me refiero a la clase política -con honrosas excepciones, claro-, personas quienes a través de los años fueron comprendiendo que alcanzar sus aspiraciones políticas estaban estrictamente ligado al cumplimiento fiel de las órdenes impartidas “desde arriba”, y quienes no se plieguen, pasan a ser un cuerpo extraño y son expulsados.
Y cuando menciono a la clase política, señalo específicamente a multicolores y frenteamplistas, quienes sutil, pero denodadamente, estuvieron -y están- codo a codo en la aplicación del plan en nuestro territorio.
Unos hacían y los otros pedían mas ¿Te acordás? Un enroque bien disimulado que mantuvo al país detenido por casi dos años. Coaccionaban a las personas, arrinconándonos moral y éticamente, mientras no paraban de inyectarnos el experimento.
Lo cierto es que estos dos conglomerados, son los que tienen el sartén del mango, y todo parece que este domingo eso no cambiará. Unos u otros serán los que conduzcan a este país hacia “los brazos” de los dueños del mundo. Es que la Agenda 2030 entra en su fase final y quien triunfe en las elecciones uruguayas deberá terminar el trabajo de ajuste que, desde hace muchos años, presidente tras presidente, gobierno tras gobierno, nuestra clase política gobernante viene desarrollando para adaptar la legislación nacional a la aplicación del plan.
Pero claro, aunque como expresión minoritaria, comienzan a escucharse voces que se niegan a plegarse a semejante acto de entrega. Saben que está en riesgo la vida de miles de personas, sus derechos más básicos y la soberanía de nuestro país.
Aún confundidos, y perplejos por los alcances del plan, estas voces comienzan a murmurar en su círculo íntimo que “algo raro” está pasando, sembrando así una semilla de duda, que pronto será razón, y más temprano que tarde hará conciencia en nuestras adormecidas cabezas.
Si amigos, ya hay uruguayos de pie, en alerta, dispuestos a enfrentar, con razones y argumentos, lo que se viene.
Y ahí, justo del lado de los uruguayos de a pie, siempre presto para humildemente advertir lo que sucede, denunciarlo, en honor a la dignidad, soberanía y la Constitución de la República, está este escriba, que sintió necesario hacer esta nota para advertirte lo que verdaderamente está en juego este domingo…y cada uno de los días que vendrán; Porque ellos no te lo van a decir.
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