El Instituto Plan Agropecuario presentó en el marco de la Expo Salto, un trabajo de análisis y extensión sobre la gestión del pasto, la toma de decisiones y el aprendizaje de los productores frente a contextos de alta variabilidad climática y económica. El Ing. Agr. Italo Malaquín dijo que "el propósito de la presentación no fue hablar de lo extraordinario de los buenos precios actuales, sino de en qué contexto del negocio ganadero se desarrolló el proyecto Gestión del Pasto".
Durante el desarrollo de este programa, recordó, los productores debieron enfrentar un período de atraso cambiario, reducción significativa de precios y alta variabilidad climática, factores que pusieron a prueba la capacidad de adaptación del sector.
En ese escenario, el ingeniero planteó una pregunta central: "En un ambiente tan variable, ¿cómo reaccionan los ganaderos y qué tipo de respuestas tienen ante las mismas condiciones?". Según los resultados observados, no todos los productores respondieron de igual manera. "No todos toman decisiones en la misma dirección, incluso a veces son decisiones antagónicas", sostuvo. A su juicio, ello se debe a que las percepciones, estrategias y factores que gobiernan la toma de decisiones son "muy disímiles entre un productor y otro".
Malaquín recordó el caso de un joven productor que, cuando muchos aflojaban con la oveja, decidió reducir el rubro vacuno y quedarse con el ovino. "Esa elección le generó un desequilibrio, porque el rubro vacuno tuvo una rápida respuesta en términos de precio y de valorización del capital", explicó. El desafío, según dijo, fue "reconfigurar su empresa a partir del capital que vendió", justo cuando la lana y el ovino mostraban una caída de precios.
Aprendizaje y manejo del riesgo
Aunque no todos siguieron ese camino, Malaquín destacó que la mayoría de los productores "tendió a gastar para mantener la matriz productiva vacuna y la estructura productiva, utilizando la herramienta clave de la suplementación". Subrayó que este manejo, lejos de ser una práctica marginal como en décadas anteriores, hoy está plenamente incorporado a las decisiones empresariales.
"En los años 90 no se sabía cómo usarla, pero hoy hay un dominio muy claro", señaló, destacando un hecho que, a su entender, no ha sido suficientemente valorado: "Nunca hubo un caos de mortalidad ni de tráfico de animales entre departamentos como en los años 88 y 89. La sequía del 2022-2023 no provocó daños colaterales al stock vacuno del Uruguay. Al contrario, se mantuvo estable".
Para el técnico del Plan Agropecuario, esa estabilidad refleja un proceso de aprendizaje acumulado. "Habla muy bien del dominio y control que hoy se tiene sobre la herramienta de suplementación", enfatizó.
Sin embargo, advirtió que el uso excesivo de insumos externos no siempre garantiza resultados más eficientes. "El stock se mantuvo porque el productor puso mano en la suplementación, pero eso implica agregar costos en lugar de apoyarse en el recurso más barato y natural que tiene: el pasto", puntualizó.
Más pasto, mejores márgenes
Durante el proyecto, Malaquín monitoreó distintos establecimientos y observó diferencias notorias según la gestión del forraje. "El productor que mantuvo una altura de pasto de 7 centímetros, cuando el resto estaba entre 3 y 0, navegó sin costos extraordinarios, mantuvo la productividad y tuvo mejores ingresos económicos", explicó.
Esa evidencia lo llevó a analizar ocho estudios de caso donde se observó el comportamiento dentro de un escenario "de menos a más pasto". Los resultados mostraron que, durante los últimos tres ejercicios agrícolas, los sistemas que conservaron más forraje lograron recuperar la producción perdida en 2022-2023 y, además, aumentarla, todo ello con menos costos e insumos externos.
"Con más pasto se importa menos energía de fuera del sistema", sostuvo el ingeniero, resumiendo uno de los aprendizajes más importantes del estudio. Según dijo, mantener mayores niveles de forraje permite reducir la dependencia de la suplementación, aprovechar mejor la energía del propio campo y alcanzar un resultado económico más satisfactorio, independientemente del mercado.
Decisiones acertadas y oportunidad comercial
Consultado sobre si mantener mayor disponibilidad de pasto fue una casualidad ecológica o una decisión consciente del productor, Malaquín fue enfático: "Coincidió el contexto, pero hubo una decisión clara". Recordó que en los años 2021 y 2022, con excelentes precios de la hacienda, el productor enfrentó además la obligación de entregar parte de un campo arrendado. En ese momento, optó por vender las categorías que más consumían.
"Se sacó lo que más consume: los novillos", explicó. La decisión se basó en un análisis comercial preciso. "En ese momento, con menos peso de venta ya se lograban 1.000 dólares por animal. Hoy, para lograr esa cifra, se necesitan novillos de 500 o 550 kilos, cuando antes bastaban con 420", ejemplificó.
Para el técnico, esta experiencia muestra cómo, en determinados contextos, ajustar el sistema productivo puede ser una oportunidad y no una amenaza. "Si sé que tengo un punto de partida crítico de pasto y hay una excelente oportunidad de venta afuera, hay que aprovecharla", dijo.
Aprendizaje colectivo y gestión del conocimiento
Malaquín consideró que el enfoque de los proyectos como Gestión del Pasto o Procría debe apuntar a la metodología de intercambio entre productores. "Creo que la clave está en el trabajo grupal, en compartir experiencias y aprendizajes reales", afirmó. El profesional, que asesora un grupo ganadero desde hace más de 30 años, subrayó el valor de ese tipo de redes de conocimiento. "Yo digo siempre que tengo una selección de diez señores que tienen aprendizajes y capacidades diferentes en la gestión de una empresa", expresó con orgullo.
Según explicó, esa diversidad de saberes permite encontrar soluciones más rápidas y adaptadas cuando surge un imprevisto. "Mañana aparece un problema inesperado, y siempre hay alguien en el grupo que ya lo vivió y puede contar qué estrategia tomó. Eso es lo que hace más fuerte a un colectivo de productores", destacó. Para Malaquín, esta modalidad de trabajo no solo mejora las decisiones productivas, sino que también fortalece la confianza y la cooperación entre pares. "La heterogeneidad del grupo, en capacidades y experiencias, facilita respuestas más eficientes. Es una forma de aprendizaje práctico que complementa el conocimiento técnico", sostuvo.
El técnico del Plan Agropecuario insistió en que los buenos resultados de hoy no deben ocultar la complejidad del contexto. "El negocio ganadero convive con precios altos, sí, pero también con una alta variabilidad climática y económica", advirtió. En ese marco, el desafío es mantener la eficiencia sin depender exclusivamente de la suplementación ni de los precios coyunturales. "La verdadera fortaleza del sistema está en el manejo. Los productores que lograron mantener más pasto, gastar menos y sostener su productividad son los que muestran que la gestión sigue siendo la herramienta más poderosa", afirmó.
 
       
    
  