La responsable del área de Mercados y Proyectos del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), Cr. Josefina Sanguinetti, analizó en la jornada anual del CICOMA el escenario actual del mercado lanero y las perspectivas a corto plazo. Durante su exposición, las interrogantes de los productores se concentraron en qué puede esperarse para los próximos meses. Según afirmó, la respuesta no es sencilla, porque "predecir para futuro qué es lo que va a pasar es muy difícil".
Sanguinetti subrayó que Uruguay es un país necesariamente abierto al mundo, y en el caso de la lana explicó que "dependemos de muchas circunstancias que no dependen de los productores", y remarcó que los precios están determinados por el comportamiento de China, Europa y Estados Unidos, así como por la capacidad de consumo de sus poblaciones. Por eso insistió en que cualquier proyección debe ser tomada "con cautela", porque los ciclos económicos y los eventos internacionales inciden de forma inmediata en la evolución del mercado.
En relación con Europa, la contadora señaló que el continente "ha vivido años bastante difíciles" en términos económicos, lo que se reflejó en un menor dinamismo del consumo y, en consecuencia, en la presión bajista sobre los valores de la lana fina y media. Sin embargo, reconoció que en las últimas semanas se observa una "leve recuperación", aunque aún frágil y sujeta al comportamiento del poder adquisitivo de los consumidores.
La demanda china se redefine
Uno de los puntos centrales en su análisis fue la transformación de la demanda china. Tradicionalmente, China fue conocida por procesar volúmenes importantes de lana sucia, pero sin exigir certificaciones ni atributos de sostenibilidad. Sin embargo, Sanguinetti indicó que el país asiático está cambiando su patrón. "China está creciendo en ese sentido… ahora sus consumidores están demandando este tipo de prendas", expresó, señalando que ya no se trata únicamente de manufacturar para terceros mercados, sino también de abastecer a un público interno con mayor poder adquisitivo y nuevas preferencias.
Este cambio, a su vez, empuja a la industria textil china a alinearse con los requisitos de los compradores europeos. Sanguinetti lo explicó de forma directa: China procesa lana uruguaya y luego la vende a Europa, pero Europa exige certificaciones. Por eso, la demanda de lana certificada ha crecido también en el gigante asiático, un factor que podría favorecer a Uruguay si el país continúa consolidando su reputación en bienestar animal y sostenibilidad.
Certificaciones y diferenciación
La técnica del SUL reafirmó la importancia creciente de las certificaciones, especialmente aquellas vinculadas al bienestar animal y a la sostenibilidad ambiental. Destacó que, aunque China históricamente no demandaba lanas certificadas, la presión europea ha modificado la situación, obligando a que parte de las compras se ajusten a sellos como RWS (Responsible Wool Standard).
En este punto, Sanguinetti enfatizó que Uruguay tiene ventajas estructurales. "Estamos muy bien encaminados en bienestar animal", afirmó, haciendo referencia a la tradición de manejo ovino, que permite al país diferenciarse frente a competidores como Australia. Mencionó que prácticas como el mulesing, todavía presentes en parte de la producción australiana, "no existen en Uruguay", lo que constituye un atributo que debería comunicarse con mayor determinación para posicionar mejor la lana nacional.
También señaló que algunas etiquetas internacionales ya resaltan la producción "sin cortar a los animales", un elemento valorado en los mercados premium, especialmente en Europa. Uruguay, recordó, ya cumple naturalmente con esa condición, pero todavía no ha capitalizado plenamente ese diferencial.
Nuevas tendencias impulsan la demanda
Sanguinetti también se refirió a la ampliación del uso de lana en nuevos segmentos, especialmente el deportivo. Explicó que la confección de prendas técnicas en lana no es completamente novedosa, pero que en los últimos años ha ganado mayor visibilidad. "Es un mercado que está creciendo", indicó, y recordó que la lana uruguaya sigue teniendo un destino claro en trajes de alta gama, pero ahora suma presencia en indumentaria deportiva, un rubro que exige confort, impermeabilidad, respiración y rendimiento técnico, características compatibles con las fibras naturales.
Valoró que parte de esas prendas ya pueden encontrarse en Uruguay, aunque no se fabriquen localmente, lo que demuestra que la industria internacional está apostando a un consumidor más informado y con nuevas prioridades.
Expectativas de corto plazo
Consultada sobre qué podría pasar en los próximos meses, Sanguinetti insistió en que no hay margen para afirmaciones categóricas. Sin embargo, explicó que hay elementos que permiten visualizar cierto optimismo prudente, entre ellos la recuperación parcial del consumo europeo, el crecimiento sostenido de la demanda china, y la expansión del mercado de prendas técnicas.
Advirtió que el mercado continúa sensible a cualquier shock internacional y que "dependeremos de que no ocurra ningún evento que debilite los mercados", pero admitió que el escenario actual es más favorable que el observado un año atrás. Esa mejora, aunque aún moderada, podría sostener los valores en el corto plazo y permitir un leve repunte, siempre condicionado al comportamiento de los principales compradores.