HASTA 2026 POR UN TRAUMATÓLOGO
Un lector de este medio, que afortunadamente hace poco uso de los servicios del Centro Médico, se topó con una indignante realidad al intentar gestionar una simple consulta.
La historia comenzó con un dolor de hombro inicialmente leve, al que no dio mayor importancia. Sin embargo, la dolencia no solo aumentó su intensidad, sino que también se ha extendido "demasiado en el tiempo", según su propio relato, forzándolo a buscar la opinión de un profesional.
La sorpresa llegó al ingresar al sistema de reserva online del Centro Médico: al buscar un turno con un traumatólogo, descubrió que las reservas recién están disponibles ¡para enero de 2026!
Ante la perspectiva de esperar tres meses para obtener un simple diagnóstico, el paciente optó por una solución de emergencia: dirigirse a una farmacia con la esperanza de conseguir algún analgésico, buscando un "aguantol" no solo para el dolor físico, sino también para "la indignación" generada por la interminable demora en la atención médica.
CAMINANTES
A pesar de que la ciclovía sur se encuentra en buen estado y es el punto de encuentro habitual para ciclistas y peatones, persisten los hábitos peligrosos en la zona. Un número considerable de personas decide caminar o trotar directamente sobre la Ruta 3, exponiéndose innecesariamente al riesgo del tránsito vehicular.
La preocupación no radica solo en la elección del lugar, sino en la forma incorrecta en que muchos lo hacen.
"Muchos de los que toman esta opción lo hacen en forma equivocada, caminan en el mismo sentido de los vehículos", señalan observadores.
Esta práctica contraviene la norma básica de seguridad vial que exige a los peatones caminar en sentido contrario al flujo vehicular (es decir, de frente a los vehículos). Esta regla fundamental permite al peatón tener visibilidad directa del tráfico que se aproxima y, lo más importante, faculta una reacción a tiempo en caso de que un vehículo se desvíe de la ruta por cualquier circunstancia.
NUEVO TESTAMENTO
El pasado jueves, la entrada del Liceo N° 2 (Liceo Piloto) se convirtió en el escenario de una peculiar actividad de proselitismo. Según nos reporta un lector, personas se instalaron en el espacio público, en la puerta del centro educativo, para entregar gratuitamente pequeños ejemplares del Nuevo Testamento a todo aquel que transitaba por la zona.
Si bien la acción se llevó a cabo fuera del perímetro del liceo —específicamente en la vía pública—, el hecho de dirigirse a una población liceal sensible, reactiva la discusión sobre los límites entre la libertad de expresión y el principio fundamental que rige el sistema educativo uruguayo: la laicidad.
La distribución de material religioso en la calle no contraviene directamente la normativa, siempre y cuando no se realice dentro de las instalaciones del centro de enseñanza. Sin embargo, el contexto genera una fricción inevitable.
EL PILAR LAICO DE LA EDUCACIÓN
Es crucial recordar que la educación en Uruguay se sustenta en los principios de gratuidad, obligatoriedad y, sobre todo, laicidad. Este último pilar no es un detalle menor, sino un elemento consolidado a principios del siglo XX: La Ley N° 3.441, promulgada en 1909, fue determinante al suprimir toda enseñanza y práctica religiosa en las escuelas del Estado, afianzando el carácter laico de la educación pública.
Este proceso histórico fue parte de una secularización más amplia que incluyó la separación institucional de la Iglesia y el Estado, un principio que hoy se mantiene consagrado en la Constitución de la República.