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Martes 02 de Diciembre, 2025 33 vistas

Aeropuerto de Salto presentó el libro “El Aviador” que inmortaliza al reconocido piloto Hebert Rattín

Por Melisa Ferradini
Días pasados, CAMBIO  entrevistó a una persona cuya sola presencia despierta afecto y admiración: el piloto salteño Hebert Rattín, figura emblemática de la aviación regional y protagonista de siete décadas de historia aeronáutica. La emoción se instaló desde el comienzo. Rattín, con su calidez que lo caracteriza, recordó sus años de pasión por volar, agradeció a su esposa Muñeca su “copiloto”, a sus hijas; Mónica y Betina, a sus nietos Fernando y Lucía, instructores —muchos ya fallecidos— y dedicó palabras sentidas a quienes lo acompañaron en su largo recorrido. 
RECONOCIMIENTO QUE TRASCIENDE
Hebert ha sido piloto privado, instructor, piloto sanitario y referente técnico durante más de siete décadas. Voló para todos los presidentes, desde el general Líber Seregni hasta Luis Alberto Lacalle Herrera, aunque aclara que no le gusta politizar: “Pasajeros todos, por igual”. En su carrera superó rigurosos exámenes de psicología aeronáutica, donde le preguntaron si era un “conquistador”. Su respuesta quedó para la historia: “Sí, conquisté el espacio, la aviación… y a mi señora”. La aviación lo marcó profundamente, pero también reconoce sus deudas: “Me olvidé de vivir. Dediqué muy poco tiempo a mi familia. La aviación me atrapó totalmente”. 
VUELOS QUE SALVARON VIDAS
La aviación sanitaria, una parte fundamental de su carrera, dejó en él marcas profundas. Contó anécdotas humanas, como aquella vez en que trasladó a un paciente que falleció durante el vuelo de retorno: era el mismo hombre que había asistido a su madre cuando él había nacido. Situaciones así —dijo— “te vuelven mucho más humano”, porque quienes lo cruzan por la calle todavía le dicen “usted me salvó la vida”. Sin embargo, Rattín insiste: “El médico es quien salva, yo solo hago mi trabajo”. Sin nombres, sin ostentaciones, relató episodios donde trasladó a personalidades políticas, empresariales y figuras públicas que pedían absoluta reserva. Para él, la confidencialidad es parte esencial de la ética aeronáutica. “Un piloto debe conservar la intimidad de cada uno”, enfatizó y dijo: “Nunca me hicieron una espirometría antes de volar. ¿Por qué? Porque un piloto debe ser responsable. Si hay duda, no puede volar”. 
EL LIBRO: 
HOMENAJE EN VIDA
El libro publicado con el apoyo de Aeropuertos Uruguay, nació a partir de una invitación de la empresa. Rattín confiesa que al principio dudó pero finalmente aceptó registrar su memoria, que definió como “muy buena”, aunque dolorosa por lo que removía: “Era como caminar por un callejón, recordando día a día, y mirando a los costados donde ya no estaban tantos compañeros de mi tiempo”. El nombre “El Aviador” fue sugerido por uno de sus alumnos, el piloto profesional Martín Da Costa Porto y resultó perfecto. El proceso de escritura estuvo a cargo del propio Rattín y del autor Daniel Puyol Castiglioni, aviador militar retirado con una extensa trayectoria en la aviación,  quien grabó toda la historia con detalle y afecto. 

UN GESTO QUE EMOCIONA

Uno de los momentos más conmovedores de la entrevista llegó cuando se habló del destino de lo recaudado por la venta del libro. Rattín no dudó ni un segundo: todo será donado a la Fundación Pérez Scremini, dedicada al tratamiento del cáncer infantil. El libro tiene un costo de $ 500 y se puede adquirir a través del portal Volemos.uy o directamente en los locales de la Fundación Pérez Scremini en Salto: FL comercio. (Uruguay 874) y Somma Viajes (Av. Batlle 2213).