
En el marco de la jornada anual de Proquimur, realizada en Mercedes, la investigadora brasileña Claudia Godoy, referente en fitopatología y epidemiología aplicada al cultivo de soja de Embrapa explicó que «las enfermedades foliares de la soja impactan en el entorno del 20 al 30% en la productividad del cultivo en Brasil». Su trabajo ha permitido comprender mejor la dinámica de estos problemas sanitarios y desarrollar estrategias de manejo adaptadas a las condiciones productivas de Sudamérica.
Resistencia y origen de las esporas
Uno de los puntos destacados por la investigadora fue el problema de resistencia a fungicidas que se observa en Brasil. «Muy probablemente las esporas que reciben acá en Uruguay de la roya asiática vienen de Brasil y tienen nuevas mutaciones. Por eso es fundamental saber cuál activo funciona para cada enfermedad y así hacer un manejo adecuado», advirtió.
Con el objetivo de aportar herramientas a los productores y técnicos, Godoy destacó la existencia de la Red de Fitosanidad Tropical, plataforma donde se publican ensayos de eficacia de fungicidas. «En ese sitio hacemos los testes de fungicidas y hoy tenemos información no solo de soja, sino también de maíz y trigo. Todos los ensayos están disponibles», precisó.
Principales enfermedades y factores climáticos
La roya asiática fue señalada como la enfermedad más severa en el cultivo, aunque actualmente su presencia en Brasil y Uruguay es tardía y de menor incidencia que en otros años. Sin embargo, Godoy advirtió que existen otras enfermedades foliares que también generan pérdidas significativas. «El productor tiene que saber cuál enfermedad es la principal para hacer un manejo correcto y también ver las previsiones climáticas, porque las enfermedades dependen mucho de las condiciones ambientales», subrayó.
En este sentido, la investigadora insistió en que la estrategia de control debe estar alineada a la dinámica del clima y a la biología de cada patógeno.
Rotación de cultivos
Consultada sobre las medidas preventivas, Godoy afirmó que «la prevención es ser un buen gestor de cultivo». Entre las prácticas recomendadas mencionó la rotación de cultivos y la elección de variedades adecuadas, lo que contribuye a reducir la presión de enfermedades en el sistema.
De todas maneras, destacó que una vez instalado el cultivo, el manejo sanitario se basa fundamentalmente en la aplicación de fungicidas. En Brasil, esta estrategia está fuertemente vinculada al seguimiento de las previsiones meteorológicas. «Cuando no hay previsión de lluvias muy frecuentes, podemos aumentar el intervalo de los fungicidas. Pero siempre hay que conocer las previsiones climáticas», indicó.
Frecuencia de aplicaciones y costos asociados
En relación al uso de fungicidas en Brasil, Godoy explicó que «el promedio de aplicaciones de fungicida es de 3,5 a 4 aplicaciones por zafra». Este número puede variar según la fecha de siembra. «Si se siembra temprano, se escapa de la roya y se hacen menos aplicaciones», puntualizó.
En cuanto a la incidencia general de las enfermedades foliares en la soja, señaló que el promedio en Brasil se sitúa en torno al 6%, aunque con variaciones regionales y según el manejo adoptado.
Pérdidas de rendimiento según la enfermedad
La roya asiática sigue siendo la mayor amenaza para la productividad. «La roya puede reducir hasta 50% de la productividad si no fuera manejada, si no fuera controlada», advirtió Godoy.
En el caso de otras enfermedades foliares, como las manchas, las pérdidas oscilan entre 10 y 20% de la productividad, dependiendo de la presión de inóculo y de la oportunidad de control.