Ferro superó 2-0 a River en un partido de ráfagas y se mantiene como el único escolta del campeonato salteño.
El primer tiempo fue dinámico y mostró dos equipos propositivos que, aunque con poca claridad, no renunciaron nunca a su intención ofensiva.
En este contexto, Ferro se presentó como levemente superior, encontrando espacios a las espaldas de los volantes rojiblancos y siendo más claro en sus ataques.
A River le costó lidiar con las transiciones franjeadas, pero con el paso de los minutos fue asentándose en el partido y adelantándose en el campo.
No obstante, al 40', cuando el encuentro pasaba por su momento de mayor paridad, una pérdida de River en zona media desató un contragolpe carbonero que Joaquín De León se encargó de definir, abriendo así el marcador.
Este tanto parecía encaminar las cosas para los de Silva de cara al complemento, pero a los 44' sufrirían un duro revés: la expulsión de Nahuel De León.
Esta incidencia cambió los planes de ambos, ya que Ferro adoptó una postura más conservadora, orientada a compactarse hacia atrás y tratar de jugar el cotejo lejos de Fagundez.
Por su parte, el elenco de Santín aprovechó la superioridad numérica para lanzarse decididamente sobre el arco rival, buscando abrir la defensa adversaria a través de los callejones interiores.
Sin embargo, este modelo de partido exponía al local a poder recibir un nuevo tanto de contragolpe, algo que finalmente sucedió al 65', cuando Vera habilitó a Bueno para que el riverense amplíe la ventaja.
Este nuevo gol hizo las cosas muy cuesta arriba para River, que nunca bajó los brazos ni renunció a la búsqueda del descuento, pero fue incapaz de romper el cerrojo defensivo propuesto por Ferro. Así, el visitante sacó a relucir en el segundo tiempo su faceta más sólida, y aun con un hombre menos, administró la ventaja para terminar llevándose una trabajosa victoria.
Lautaro Rocha