Manuela Alaga tiene 30 años y se destaca en una disciplina que no es tan seguida, por no decir, que es un deporte muy menor. La falta de competencia en tierras uruguayas la llevó a emigrar en busca de sueño, ser la mejor en el mundo del pádel. El 4 de marzo de 2019 tomó la definitiva decisión de mudarse a la Madre Patria, comenzando allí su carrera para llegar a lo más alto del ránking de dicho deporte. Ahora, lamentablemente, pasa por un momento difícil como lo pasa España toda: el Coronavirus detuvo toda la actividad y de no ser por su familia y la de Mena, su amiga, no podría sustentarse, pese a dar clases de pádel en dos colegios distintos.
A distancia, CAMBIO dialogó con Manuela.
– ¿Cómo ha sido tu actividad en los últimos meses antes de la pandemia?
– Recién había comenzado el World Padel Tour (WPT) que es el torneo más importante, comenzó en marzo en Marbella y ese torneo no me fue muy bien, y antes había jugado otro torneo un “ABS” en Sevilla y perdí en semifinales. El año pasado llegué dos veces a octavos de final en el WPT y quedé la número 58 del mundo.
– ¿Qué nos podés decir del nivel de competencia? ¿Sentís el salto de exigencia?
– Sí, el nivel aquí es mucho más duro, más exigente. Acá están las mejores del mundo, y la gente está más entrenada y preparada.
– ¿Cómo es la rutina de entrenamiento en un día normal?
– Yo por la mañana suelo echar un cruzado, que jugar con otra persona en frente, normalmente del sexo opuesto. Por la tarde entreno físico y entrenamiento técnico, y entre esas horas doy clases en dos colegios porque sino no puedo pagarme mis entrenamientos ni mis viajes de los torneos.
– ¿Y cómo fue tu adaptación a la sociedad española? Incluyendo tu labor que comentabas, la de dar clases en dos colegios.
– En cuanto a la integración muy bien, me siento como en casa, es diferente a Uruguay pero acá en Málaga es más fácil adaptarse que en Madrid o en Barcelona porque es más pequeño pero tiene todo. La gente encantadora. En cuanto al trabajo es más complicado primero por temas legales y cuando ya conseguí tener todo en regla sigue siendo complicado porque hay muchos profesores de padel. Y por eso quiero llegar a lo más alto del WPT para luego ir montando mi escuela.
– Además de esa barrera legal que mencionás sobre el tema «papeleo”, ¿encontraste alguna dificultad al momento de insertarte en la competencia deportiva?
– Sí, porque nadie me conocía a mí ni yo conocía a nadie y me costó unos meses juntar alumnos y encontrar el club adecuado donde darlas. Siempre es muy complicado asistir a todos los torneos porque la geografía española es muy grande y los desplazamientos a veces son muy caros, en principio no tengo ninguna ayuda más de lo que me dio mi familia y algunos premios que obtuve aquí. Ahora con mi actual patrocinador puede que esto cambie, pero no hay ni torneos de padel por Coronavirus. Y acá con la amiga que vivo me ayuda mucho y su familia también.
– Hablemos un poco de eso, ¿cómo vivís vos estando en España, el tema de la pandemia?
– Lo vivo horrible, estoy lejos de mi familia, se me cortaron ahora todos los ingresos, y ahora no va a ver torneos hasta quién sabe cuándo. Seguramente hasta agosto. Intento entrenar en los 80 metros cuadrado de piso que tenemos pero se hace imposible. Ahora estoy haciendo físico porque con paleta es complicado y acá no se puede salir, estamos en cuarentena hasta quién sabe cuándo. Lo que sí quiero destacar es que estoy muy agradecida de mi familia que siempre me apoyó para cumplir mi sueño, y también muy agradecida con Mena y su familia, que es con la chica que me brinda su casa para vivir.
– ¿Objetivos a largo plazo?
– Quiero seguir compitiendo para llegar a lo más alto del ranking mundial y ver a mi familia que a su año que no veo.
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