viernes 26 de abril, 2024
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Científico uruguayo explica los avances de la bioingeniería aplicada al cuerpo humano

Por Freddy Aguirrezábal.
Ricardo Armentano, oriundo de Paysandú, es uno de los principales científicos del Uruguay. Así lo indica su larga trayectoria (ver ficha). Pero tal cual él lo dice, nuestro país tiene grandes profesionales y además un horizonte prometedor en el rubro cardiovascular, que se encuentra en momento de crecimiento sostenido. La bioingeniería es su rama y la generación de tejidos desde células madre para la fabricación de órganos, el objetivo principal. En ese sentido va la carrera de Ingeniería Biológica que impulsa, cuyo polo en la Universidad de la República (Udelar) es Salto-Paysandú.
– ¿De qué se trata su carrera y profesión?
– De la bioingeniería e ingeniería biomédica.
– ¿Se puede decir que usted es un profesional reconocido a nivel mundial?
– En estos momentos, modestia aparte, estoy en un punto en mi carrera donde están llegando muchos reconocimientos a nivel mundial, por ejemplo hace dos semanas me nombraron académico en una academia de física, biología y medicina, un sitio donde no hay menos de cincuenta personas de todo el mundo y para poder llegar ahí hay que tener una trayectoria muy destacada. Por eso en este caso podemos decir ‘nivel mundial’ porque el reconocimiento existe.
– Ver su currículo sorprende por el avance permanente. Hay que tener una predisposición muy grande para continuar siempre buscando aprender y capacitarse.
– Es verdad. Lo pongo como una de mis virtudes, así como uno tiene luces y sombras. Soy una persona que todavía hace cursos, que busca aprender, investigar, como si fuera la primera etapa de mi carrera. Quizás en aspectos de la vida me siento más cansado, pero en lo que es investigación y generar nuevos hallazgos realmente me motivo mucho.
– ¿En qué se está trabajando actualmente en ingeniería para la salud?
– La ingeniería biomédica incluye todas las especialidades, desde la electrónica, la mecánica, la química. Yo diría que hoy el objetivo más elevado que perseguimos todos, más allá de lo puntual, el paradigma, es la ingenería de tejidos; ¿cómo generar órganos que en un futuro podrán ser transplantados, pero ya no de un donante cadavérico sino a partir de tejidos creados? Hoy un órgano cadavérico es algo limitado porque… uno lo puede ver, cuando un niño necesita un corazón los padres están desesperados porque no llega nunca la persona que lo done. Nosotros con ingeniería de tejidos queremos generar órganos a partir de células madre de la propia persona, por ejemplo, una vejiga. Tengo personas de mi entorno que han fallecido de cáncer de vejiga y no hay una vejiga artificial. Pero en un futuro muy próximo vamos a tener vejigas artificiales, así como ya hay riñones. Eso permitiría no utilizar las máquinas de diálisis.
Hay pulmones artificiales que se fabrican por impresión 3D y que se están probando, que es otra pata de esta historia, es decir, como generar tejidos modificados que puedan funcionar de manera sencilla y eficiente. También sabemos que se puede fabricar un ojo biónico o piel sintética. Entonces si uno ve a futuro se puede decir que nos encaminamos hacia un hombre modificado sintéticamente, con tejidos generados en laboratorios. Eso, pensando en la pregunta de qué es lo que se está persiguiendo hoy en día en todas las escuelas de ingeniería biomédica del mundo, quiere recir generar tejidos y órganos artificiales para que la gente no tenga la necesidad de esperar y que además sean obtenidos a partir de sus propias células madre.
Un pensamiento más futurista sería llegar al transplante de cerebro. Tenemos transplantes de corazón, de pulmón, de riñón, de hígado, etc. En Uruguay, por ejemplo, tenemos un grupo de transplante hepático muy bueno, con el que estamos trabajando en el Hospital Militar. Esto iría increscendo con los años, con una teconología más potente, más robusta, que permita fabricar los órganos.
– ¿Lo de transplante de cerebro no es un pensamiento muy osado, sería quizás para un futuro muy lejano?
– Sí, pero hay un médico en China que ya lleva en ratones casi 1.500 transplantes. Nosotros cuando pensamos en un proyecto nos hacemos una pregunta; ¿qué es lo que nos mueve y cómo uno se siente motivado? Cuando uno pone un cerebro nuevo, este es cómo un disco rígido en blanco o viene con recuerdos. Esa sería la gran discusión que intenta resolverse en estos momentos. Si el cerebro conservara la memoria se podría poner en un soporte, en un cyborg, pensando en un futuro, y a partir de ahí la gente, como usted dice ‘dentro de muuuchos años’, hacer viajes interestelares sin necesidad que el cuerpo se deteriore. Digo ésto pensando en el futuro de los futuros.
EL PLANTEAMIENTO ÉTICO
– ¿Estos razonamientos llevan a hacer evaluaciones éticas seguramente y hasta morales?
– Sin dudas todo esto y cada paso está relacionado a lo ético y se plantea siempre.
Puedo hacer un comentario que hoy es más terrenal y muy importante: todas las enfermedades están relacionadas con la pérdida de la elasticidad. Cuando el pulmón pierde elasticidad tengo problemas para respirar, cuando el corazón pierde elasticidad tengo problemas para eyectar la sangre, cuando las cuerdas vocales pierden elasticidad tengo problemas para hablar. La elasticidad es la propiedad de un cuerpo de estirarse y volver al estado inicial, como la piel. Hoy una de las metas es cómo reparar el hombre elástico. Si yo puedo sintetizar elastina, que es una de las proteínas de la piel, podría asegurar la juventud eterna, al menos a nivel de la piel. Entonces hoy en día se hacen intentos, algunos muy avanzados, que permiten sintetizar la elastina utilizando la bacteria escherichia coli; que ésta coma y produzca elastina y de ahí la cantidad enorme de bacterias resultantes me dan elastina nueva, que es la protoelastina. En base a eso puedo fabricar piel nueva, no piel sintética, sino natural pero generada en laboratorio. Lo mismo, en un futuro tengo un infarto y en vez de ir a una cirugía o ponerme un stent, puedo poner determinadas drogas que fabrican nuevos vasos, que irrigan, se hace reposo de un mes y cuando me levanto de la cama ya tengo nuevas conexiones que permiten irrigar mejor. Ese es el terreno de la ingenería biomédica, de tejidos, en un terreno donde llego a su pregunta: ¿dónde está el límite ético? Porque uno dice, ‘bueno, puedo fabricar un Terminator, o un robot que pueda significar una amenaza a la raza humana’, entonces así como la medicina debe trabajar muy afiliada a la ética, la ingenería biomédica tiene límites éticos muy directos, muy concretos.
– ¿Cuáles son esos límites, quién los propone y quién controla que se cumplan?
– Generalmente hay en todos lados comités de ética. En Uruguay, a partir del Ministerio de Salud Pública o de la Udelar (Universidad de la República) en cada lugar hay un comité y cuando uno presenta un proyecto, no se puede avanzar en una tesis doctoral de salud, por ejemplo, si no tiene el aval del Comité de Ética. Uno está experimentando con humanos, conlleva mucho riesgo, entonces la única manera para que te den plata para estudiar, investigar, para contratar gente, para presentarlo en el exterior, es contando con la aprobación de un grupo de gran experiencia donde hay médicos, juristas, religiosos, y eso ocurre en muchas partes del mundo. No sé si en Uruguay está incluida la religión pero conozco países donde sí los hay, incluso sé de lugares donde hay filósofos. Por ejemlo, yo trabajé mucho tiempo con el Dr. Favaloro (René, cardiocirujano argentino fallecido) quien en el comité de ética con el que trabajaba tenía un médico con formación en filosofía, también sé de presencia de rabinos y jesuítas en estos comités.
– ¿Estos avances biomédicos estarían al alcance de cualquier nivel económico?
– Voy a poner un ejemplo que es categórico: una prótesis de mano hasta hace muy poco tiempo atrás costaba 3.000, 5.000 o hasta 60.000 dólares, dependiendo de cuál era la más sofisticada. Pero hubo un médico chileno, Zúñiga, que desarrolló una prótesis de mano para niños con la forma de la mano de un Transformer, de plástico mediante impresión 3D, y la regaló al mundo. Hoy en vez de costar 3.000 dólares esa prótesis de mano, a la que además los niños no detestan porque no parece la mano de un cadáver, cuesta 30 dólares. Entonces, obviamente estos grandes procesos donde se gana en masividad cada vez se van a abaratar más y ese es el objetivo. Fíjese que cuando comenzó el tema del genoma humano, un análisis de genoma costaba un millón de dólares pero hoy cuesta veinte. Justamente el paso del tiempo implica que uno va a tener la oportunidad de tener mayor acceso a la tecnología con menor costo.
– ¿Cómo se trabaja a este nivel en Uruguay?
– Voy a responder a esa pregunta en dos. Hay organizaciones muy importantes, como por ejemplo la ANI, una agencia de innovación e investigación, que apoya proyectos innovadores, que ha sido un cambio radical porque permite a mucha gente que tiene ideas novedosas hacer y desarrollar sus proyectos, generando una empresa que toma la investigación básica de laboratorio y la transfoma en un producto. En ese aspecto Uruguay ha trabajado muy bien.
Lo otro a lo que va la pregunta es si vamos en buena dirección. Tenemos una muy buena dirección. Tenemos el Instituto Pasteur, que es un centro de alto nivel mundial, que permite investigar cosas muy concretas, por ejemplo, en un futuro generará medicamentos para pacientes específicos. Eso permitirá que usted no tenga que tomar una aspirina como todo el mundo, sino que tome la aspirina ‘x’, propia para su problema de salud. Se que hoy se está trabajando en ese tema, se trabaja en genoma y su bioinformática.
FUTURO PROMISORIO EN NUESTRO LITORAL
– Tenemos en nuestro Litoral una fuente de crecimiento muy importante en estos temas, que nace desde la Universidad en esta región.
– El futuro es más promisorio por eso, para nuestra región. La carrera de ingeniería biológica está centrada en Salto y en Paysandú y esa carrera forma a la gente que se va a encargar de estos temas que hemos estado hablando. El objetivo es que los recursos humanos empiecen a estar localizados en nuestra región. Ya hay egresados de esta carrera; justamente la primera egresada es una salteña, Camila Simoes. Jóvenes muy bien formados que van a poder desarrollar las nuevas empresas, los nuevos órganos artificiales, los nuevos algoritmos. Entonces, nuestra visión de futuro es que Uruguay se encuentre en un camino que paulatinamente vaya poniendo ladrillo sobre ladrillo en la construcción de un futuro muy promisorio. Hace cinco años atrás no teníamos nada sobre esta nueva ingeniería y hoy ya tenemos egresados. Teniendo organismos muy modernos, como la Agencia Nacional de Innovación o el Instituto Pasteur, vamos a dar pasos hacia el primer nivel. Por ejemplo, Camila habiendo salido de Salto-Paysandú hizo la pasantía en el Pasteur. Eso nos permite tener una gran esperanza sobre el desarrollo que puede tener en Uruguay este tipo de actividades.
– ¿Esta carrera en nuestra región es una de las más aplicables?
– Esta carrera es una de las más aplicables dentro de la rama de la biología. Obviamente estamos muy cerca de la biología y ni que hablar, más aún de la biología humana, que los lazos son muy estrechos porque está dirigida a la biomedicina. Pero a veces la biología y en especial la biología humana queda muy concentrada en el trabajo de laboratorio, lo cual está bien, pero a lo que voy es que esta nueva carrera lo que permite es trabajar en entornos muchas veces empresariales, industriales, con una tarea de desarrollo teconólgico más fuerte desde el punto de vista laboral. La Licenciatura en Ingenería Biológica tiene innumerables posibilidades de trabajo.
A mí me gustaría simplemente hacer una semblanza. Yo soy de Paysandú y cuando era joven, muy joven, toda la gente se iba a estudiar a Montevideo, por lo cual había una gran destrucción de las redes sociales. Muchos de nosotros perdíamos a nuestros amigos, no los volvíamos a ver por mucho tiempo, había que viajar mucho a Montevideo, a Buenos Aires y en mi caso viajé a Francia para formarme. Hoy en día hemos logrado, con una enorme tarea de la Universidad de la República y de las organizaciones que nos han apoyado, tener en una carrera todo eso que estaba en el mundo dando vuelta. Pero no sólo que lo tenemos en una carrera, sino que lo tenemos en el Litoral, entre Paysandú y Salto. Es decir que quien haga esta carrera no tiene por qué irse y va a tener profesores del más alto nivel, investigadores y laboratorios muy buenos, algunos montados específicamente para la carrera.
– ¿Qué proyectos se están desarrollando en estos momentos en la región?
– Hay un proyecto que, paradójicamente tiene a otra salteña trabajando, que es una estudiante de Física que se llama Andreína Tesis, que está trabajando con pedazos de tubos que en un futuro van a ser la forma de reemplazar arterias. Eso se está haciendo en el Cenur Litoral Norte, y ya ha aplicado trabajos a nivel internacional y fue invitada por la Universidad de San Diego a ir a hacer una pasantía y es una persona que aún no está recibida. Quiero decir que se está generando un grupo local fuerte, que puede dar trabajo y abrir grandes puertas de la región, que sabemos que estuvo durante mucho tiempo, no olvidada, sino quizás alejada de donde se producían las cosas, del epicentro del desarrollo. En un futuro no muy lejano nuestros egresados van a producir sus propias usinas de desarrollo en el medio.
– ¿Qué reflexión le trae esta cuarentena por pandemia de coronavirus y sus consecuencias?
– Esto es un proceso transformador, es inevitable. Nosotros estamos viendo cosas realmente sorprendentes, de cómo la gente se ha adaptado. A nivel de recursos humanos, los investigadores siguen tratando de encontrar métodos de diagnóstico en el Instituto Pasteur, que han colaborado con la evaluación de la pandemia porque permiten una detección de formas más baratas. Los alumnos han seguido estudiando, por ejemplo tenemos la carrera perfectamente en pie, y eso también indica que se pueden cambiar las formas de estudiar.
Sobre el virus y las vacunas, creo que la ciencia en no mucho tiempo va a responder globalmente no sólo para este virus sino que van a quedar las bases para futuras pandemias, tal como lo dijo Bill Gates, las amenazas más grandes para la humanidad van a venir por los virus que se van a producir. Ya se conoce el ADN de los virus, se sabe mucho y eso va a permitir que los procesos para producir vacunas sea mucho más rápido y eficiente.
FICHA PROFESIONAL
Ricardo Armentano (64 años) es un investigador en ingeniería biomédica de excepcional trayectoria. Nacido en Paysandú, desarrolla su carrera Uruguay y Argentina creando instituciones, reforzando líneas de trabajo y cooperando con los mejores grupos mundiales de su especialidad principal, la ingeniería cardiovascular.
Tiene dos doctorados, uno en Ciencias Fisiológicas, en la Universidad de Buenos Aires (1994) y otro en Ciencias Físicas (Biomecánica) en la Universidad de París (1999), así como dos posdoctorados, en Fisiología de la Universidad de la República (Udelar, 2002) y en Hôpital Européen Georges Pompidou y la Universidad de París (Modelos predictivos de riesgo cardiovascular, 2008).
En la Universidad Favaloro de Argentina fue decano de la Facultad de Ingeniería Ciencias Exactas y Naturales. Fue distinguido en 2019 “Eminent Engineer” por la Región 9 del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) y “Distinguished-Lecturer” y enlace clínico del Comité Técnico del Sistema Cardiopulmonar de la Sociedad de Ingeniería en Medicina y Biología de IEEE.
Representante IEEE para América Latina durante 10 años, fue presidente de la 32ª Conferencia Internacional IEEE EMBS Buenos Aires 2010 y organizador del primer MOOC latinoamericano (EMBS IEEE CORAL SABI) sobre Ingeniería Biomédica.
Es profesor titular de la Facultad de Ingeniería y director del Departamento de Ingeniería Biológica de la Udelar, investigador del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDEClBA) y del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en Uruguay.