viernes 29 de marzo, 2024
  • 8 am

Los números no dan para importar de Brasil

En el pasado, Uruguay no solamente exportaba terneros con destino a Turquía, también tenía un comercio regional, cuando los números internos y en Brasil así lo permitían, más allá de las dificultades que se debían enfrentar en la frontera para la salida principalmente de vacas para faena.
En esto han trabajado varios escritorios rurales, que por supuesto se han mantenido en contacto con sus pares y productores del otro lado de la frontera para estudiar el negocio, en caso de que se de la oportunidad. Lo cual es lógico para cualquier empresa, en cualquier rubro. Es más, cuando se anuncia la posibilidad de la llegada de un barco, los productores se dirigen a esos escritorios para aprovechar la oportunidad.
De acuerdo a algunos operadores consultados en el norte, las actuales condiciones del negocio determinan la imposibilidad de llevar a cabo alguna importación. En este sentido se indicó que debe haber una diferencia de precios importante, porque los negocios se realizan en pie, «en culata del camión» en el predio del productor en Brasil y sin destare. Luego se realiza el traslado, la cuarentena y recién ahí estaría disponibles para ir a la industria, por lo que además se tendría que «tener espalda» para hacer los negocios y luego los ganados tienen que rendir bien en la industria, «ojalá que rindan más que los uruguayos» indicó un operador.
De acuerdo al informe semanal de la Emater RS/Ascar, en el estado de Río Grande del Sur, Brasil, los precios promedios para el novillo y la vaca para faena continúan aumentando. En la moneda local el novillo paso de R$ 7,03 a R$ 7,26 por kilo de peso vivo y la vaca alcanzó los R$ 6,36.
Con un dólar en R$ 5,38 según la web del Banco Central do Brasil este sábado, el novillo estaría cotizando a US$ 1,36 y la vaca US$ 1,19. En Uruguay recordemos que el novillo cotiza a US$ 1,74 y la vaca en US$ 1,46.
«Hay factores que hacen bastante complicada la importación de ganado»
El Dr. Emilio Mangarelli fue representante en INAC por parte de la Federación Rural y con él dialogamos sobre la posibilidad de la importación de ganado en pie, teniendo en cuenta su conocimiento del sector. El productor dijo que el posicionamiento de la Federación Rural no ha cambiado, «la exportación de ganado en pie tiene que ser libre y la importación también, siempre y cuando cumplan con todos los requisitos que nos exigen a nosotros para exportar y asunto terminado».
Desde su punto de vista «hay un montón de factores que hacen bastante complicada la importación de ganado en pie». Sobre la importación de vientres preñados Mangarelli si bien no especificó el país de origen dijo que surge el problema «de que vacunan con Cepa 19, esos vientres entran acá y les haces un análisis y te da brúcela positiva, porque te da anticuerpos. No utilizan la RB51, entonces vas a quedar aislado».
En este sentido se mostró molesto con las versiones surgidas desde la Federación de Obreros de la Industria Cárnica y Afines, «la Foica dice muy libre de cuerpo importen vientres preñados. ¿Para qué? ¿Para qué me aíslen después el establecimiento y me lo interdicten? Eso hay que explicar y no escucho que la Foica lo haya explicado, tal vez no lo sabe».
Mangarelli explicó que en nuestro país los frigoríficos que están habilitados para la exportación de carne, tienen el 80% del mercado interno del consumo en el país, mientras que las restantes empresas que no exportan representan el 20% y recordó que `»para poder exportar existe lo que se llama: animales nacidos y criados en el Uruguay, por lo tanto esos animales que van a entrar para faena no pueden ser exportados».
Si bien entiende que los costos de instalación de un cuarentenario y demás son altos para hacer viable la importación, remarcó que aquellos establecimientos de faena que no exportan «pueden traer, «¿porque no pueden?».
Sobre la posibilidad de que ingresen esos animales importados también a plantas de faena habilitadas para la exportación, Mangarelli explicó que a los ganados importados se les coloca «una caravana verde de identificación, por lo que está identificada pero no trazada». De acuerdo a la reglamentación vigente en el SNIG al ingresar al país quedan con asterisco 30 y aquellos ganados con este tipo de caravanas no pueden ingresar a plantas habilitadas para faena, solamente para el abasto interno.
Para Mangarelli «hoy es más fácil importar carne, estamos consumiendo un 10% que entra de afuera, porque es más barata». El productor dijo que la diferencia en los precios en la carne importada se da por menores costos en la industrialización en los países de la región.
Sobre importar carne con hueso, dijo «tenés que hacer lo que decís. Si vos decis que es lo mismo un país libre con vacunación que un país libre sin vacunación, tenes que aplicar eso».
La importación en pie es saludable para toda la cadena cárnica
El ing. Agr. Rafael Tardáguila, director de Faxcarne publicación especializada en el sector cárnico, hizo llegar a CAMBIO su visión sobre la importación de ganados en pie, en la que entiende que «La importación en pie es saludable para toda la cadena cárnica». En este sentido comenzó recordando que «las puertas no son de vaivén en la comercialización de hacienda en pie de Uruguay» desde hace mucho. Si bien reconoció que la liberación de la exportación de ganado en pie ha sido de «gran beneficio para todo el complejo ganadero», también indicó que «la puerta está cerrada para el ingreso de animales» ha interrumpido “vasos comunicantes” que tanto bien hacen a los mercados.
Para el profesional el sector en su conjunto tenía conocimiento que «la salida de más de 400 mil terneros en pie en un año» repercutiría en dos o tres años en la oferta de animales terminados para faena. Situación que entiende ha venido sucediendo «a partir de 2018 hasta el año en curso. La industria frigorífica sufre la escasez de oferta, que mantiene un mercado recalentado y, en la mayoría de los casos, resultados económicos negativos».
Tardaguila también reconoce que el año próximo «la oferta comenzará a crecer, ya que a partir de la generación 2018 se produjo un drástico descenso en la exportación en pie, mientras las pariciones siguieron siendo elevadas» y dijo que «la industria sabe» sobre proyección. La velocidad con que lleguen esos animales a la faena «dependerá del incentivo por el lado del precio para acelerar la velocidad de engorde».
De acuerdo al analista, «para evitar momentos de escasez de oferta doméstica que comprometan la salud económica de la industria, es necesario que, así como se van animales vivos por la frontera, también entren, de manera de cubrir esos momentos de escasez». Al igual que el conjunto de productores «esas importaciones se deben dar minimizando los riesgos de ingreso de cualquier enfermedad que comprometa el estatus sanitario del país que tanto tiempo, dinero y trabajo ha demandado».
Desde su punto de vista no existirían impedimentos para cuidar tanto la sanidad como el destino final de los animales que ingresen al país. «Mediante cuarentenas se puede minimizar el riesgo del ingreso de enfermedades, en tanto que con la trazabilidad es absolutamente posible segregar los animales importados» dijo.
Tardáguila recordó que la posible habilitación de la importación de ganado en pie, se concretará en la práctica en aquellos momentos donde «el producto del exterior, su transporte y los costos de ingreso sean inferiores a los que se paga por la producción doméstica».
El analista estimó que a «largo plazo» esta situación de precios se registrará en muy pocas oportunidades, sin embargo de hacerlo, «es un claro síntoma de que Uruguay está haciendo las cosas mejor que los vecinos. O de que los costos internos son demasiado elevados y que, para seguir siendo competitivo, deberá adecuarse a los de los demás proveedores».
Tardáguila finalizó diciendo que «cerrarse no es la forma: lo podrá ser para una coyuntura, no para el largo plazo. Y las decisiones políticas de este tipo deben mirar el largo plazo».