sábado 7 de septiembre, 2024
  • 8 am

“La medicina para mí es practicar una ciencia al servicio de los demás, prevenir enfermedades y aliviar el dolor”

Por Melisa Ferradini.
Alejandra tiene 52 años. Está casada hace 25 años con el Dr. Gabriel Rampa (52) y tiene 2 hijos Lucía (25) y Agustín (23).
Cursó sus estudios primarios en el Colegio Ma. Auxiliadora, luego el liceo en el Colegio Salesiano y el bachillerato en el liceo Nº 2 Piloto. Más tarde ingresó a la Facultad de Medicina de la Udelar cursando los primeros años en Montevido hasta cuarto. Fue pionera de la iniciación de los cursos de Medicina en Salto junto con 11 compañeros salteños y de Paysandú para iniciar el quinto año. Gracias a su convicción de que Salto estaba preparado para tener estudiantes de Medicina y gracias a la lucha iniciada por los estudiantes y al apoyo que encontraron en quiénes fueron sus docentes cursaron hasta el final de la carrera siendo los primeros médicos recibidos en Salto. Dichos cursos continúan hasta hoy habiendo estudiantes de Medicina cursando desde cuarto año hasta el final de la carrera se especializó en cardilogía y trabajó muchos años en áreas rurales. En el inicio del Sanatorio Americano en Montevideo, ingresó por concurso al Centro de Hemodinamia de dicho centro de salud durante 17 años. Recibió un premio Fausto como integrante de la Asociación ASPANC (Asociación de Padres de Niños con Cardiopatía Congénita), asociación que lamentablemente luego se disolvió pero apoyó a muchos padres y familias con esa problemática. También obtuvo un reconocimiento de parte de la Agrupación de Mujeres del Club de Leones los Azahares por haber sido parte activa en la lucha por el Imae Cardiológico de Salto. Actualmente trabaja en el Hospital Regional Salto siendo encargada del Servicio de Cardiología y en el Centro de Asistencia Médica como cardióloga, en el Centro de Hemodinamia del Litoral (IMAE). Es Docente de la Facultad de Medicina en la Udelar de 5to año, desde hace tres años. En una entrevista cordial y amena descubrimos a una gran persona y profesional con un gran corazón.
-¿Cómo descubrió su vocación?
-De niña siempre fuí muy compasiva. No toleraba ver sufrir a las personas ni a los animales por quienes tenía debilidad. Por eso, siempre tuve muchas mascotas y era la niña del barrio que recorría las casas ofreciendo gatitos o perros que encontraba abandonados. Viví una infancia muy felíz, hasta que un día la vida me dió un golpe muy duro. Mi padre, con solo 46 años de edad y en menos de 24 horas, fallece por una neumonía viral, sin que nadie pudiera hacer nada, no había CTI en Salto todavía, fue muy injusto. Yo estaba por cumplir 15 años y eso me marcó para siempre. Creo que esa compasión se transformó en un firme propósito de poder ayudar y salvar la vida a alguien. Eso es la medicina para mí, practicar una ciencia al servicio de los demás, poder prevenir enfermedades y aliviar en lo posible el dolor y el sufrimiento de las personas.
-¿Por qué usted ejerce la profesión de médico cardiólogo?
-Cuando llegó el momento de decidir la especialidad, dudaba porque me gustaban muchas, pero siempre me terminaba atrayendo lo referente al sistema cardiovascular. Me parecía una especialidad que me resultaba cómoda y que me agradaba ejercer, así que terminé optando por eso, por lo que más me gustaba pese a que tenía la posibilidad de hacer otras especialidades que ofrecían salida laboral más rápida. Hoy no me arrepiento ya que no me veo en otra cosa.
-¿Cuál es el objetivo primordial que tiene para transmitirles a sus pacientes?
Como médico, me considero un instrumento de la medicina, dispuesta a ayudar u orientar, pero es decisión y responsabilidad de cada uno el querer estar sano. La salud es tanto un derecho como una obligación individual y social. Debemos tomar conciencia de que la mejor medicina es la prevención, o sea evitar enfermarnos, por eso es muy importante asumir ese rol de cuidarnos con responsabilidad. Y entender que la salud es un todo, somos cuerpo, pero también alma y emociones, por lo tanto debemos contemplar lo físico, mental y lo social. Estar sanos significa estar bien en todos esos aspectos.
-¿Cómo describiría usted las transformaciones que el rol del cardiólogo ha sufrido a lo largo de su carrera profesional?
-La cardiología en sí, ha evolucionado muchísimo, en pocos años. La fácil comunicación y acceso que se tiene hoy en día con colegas, revistas, publicaciones, nos permite conocer pautas y guías de tratamiento basados en los últimos estudios a nivel mundial, así como discutir casos clínicos, escuchar especialistas de otros países, etc. Esto sumado al desarrollo de varias técnicas diagnósticas cambió mucho el accionar del cardiólogo que hoy en día cuenta con todos los conocimientos a su alcance y tiene áreas de sub especialidades para poder desarrollarse. El rol de la mujer cardióloga creo que también ha cambiado mucho en los últimos años, haciéndose más participativa y logrando oportunidades que antes eran más complicadas de acceder.
-¿Cuál ha sido su vivencia de muchos años de trabajo con pacientes cardíacos?
Los pacientes me han enseñado en muchos aspectos, sobre todo los del área rural. Cuando comencé a trabajar en el centro cardiológico del Sanatorio Americano, ya hacía unos años que concurría los sábados a policlínicas rurales .Pensé en dejar ese trabajo pero los pacientes me pedían que siguiera atendiéndolos, así que continué unos años más porque me costaba dejarlos. Cuando regresaba de esas jornadas se me venia a la mente las caras de alegría cuando me veían y las demostraciones de afecto por seguir atendiéndolos pese a mi trabajo en un centro de Mdeo. Eso me enseñó que el mejor termómetro de mi actuación como médico son los pacientes. Sacarle una sonrisa a un paciente cuando está asustado o preocupado es una satisfacción muy linda así como sentir el respeto y el cariño por tu trabajo. He vivido muchas situaciones algunas muy lindas y otras no tanto, pero de todas se aprende y la mayoría de ellas confirma el concepto de que la ciencia no es exacta y que muchas veces se hace todo lo correcto y el resultado no es el esperado y en otras es a la inversa, cuando se espera lo peor de repente todo cambia para bien.
-Con la habilitación del Imae Cardiológico se concretó el sueño anhelado: muy buen centro, excelente equipamiento y dedicación del equipo que usted forma parte…¿recuerda aspectos fundamentales y trascendentes a lo largo de este tiempo de apertura del centro de atención?
-El Centro de Hemodinamia del Litoral es un logro muy importante no solo para Salto sino para la región. Cuenta con excelente equipo humano y técnico y con muy buenos resultados.
Es un logro de muchos actores donde el principal sin duda fué la población salteña, que entendió la importancia de su instalación e hizo valer sus derechos. Yo tuve la suerte de participar en la campaña de recolección de firmas y acompañar a la delegación que se formaba impulsada por APC.
Viajé varias veces en ómnibus con ellos, íbamos a Artigas, Paysandú, Young y hablábamos con representantes locales y algunas veces con medios de prensa. Fue una experiencia muy linda con gente muy agradable y comprometida. El apoyo de APC fue fundamental y creo que lo que más quedó grabado en la memoria de la gente fué el acto final en el teatro Larrañaga, fue emocionante.
-Además de la medicina. ¿Qué actividades le gusta realizar en su tiempo libre?
Me gusta disfrutar de la familia, soy muy familiera, hacer cosas juntos y si es al aire libre disfrutando de la naturaleza y con un buen mate mejor. Me gustan las plantas, las que dan flores principalmente Y me gusta mucho bailar. Hice danzas españolas de niña y me apasiona el flamenco y tocar castañuelas, así que muchas veces lo hago en casa.