miércoles 24 de abril, 2024
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“El maestro no solo enseña a leer y a escribir, es un transmisor de principios y valores a sus niños”

Por Melisa Ferradini.
Elba Picción tiene 92 años. Nació y se crió en el centro junto a sus padres Alfredo y Dora y sus 5 hermanos, en calle Larrañaga porque su padre tenía una empresa fúnebre ubicada ahí enfrente a donde ellos vivían. Estudió la primaria en el Colegio Inmaculada Concepción, la secundaria en el Liceo IPOLL. Luego ingresó a estudiar en formación docente pero en aquella época no había Instituto Normal. Entonces se estudiaba de forma particular. Se recibió en el año 1950 y fue docente de secundaria de Idioma Español y en algún tiempo dio clases de literatura. Estuvo casada 63 años con Lindolfo García Da Rosa. Tiene 3 hijas; Elba, Lucila y Gabriela, 6 nietos; Alejandro, Angelina, Diego, Leandro, Lucia y Manuel y 7 bisnietos; Paulina, Joaquín, Santiago, Mateo, Lucas, Vittorio y Francisco. En esta entrevista en este día especial del Día del Maestro queremos reflejar a través de la vida de Elba el gran amor y dedicación de los maestros por su vocación de enseñar.
-¿En qué momento de su vida decidió ser maestra?
-No hubo un momento pienso yo. Son cosas que te van estimulando y te van haciendo ver cuáles son tus inclinaciones. A mí me gustaban los niños siempre. Yo fui siempre de jugar con niños más chicos. Yo tuve una infancia muy feliz. Tuve una infancia muy apoyada por muchas personas. No sé porque me apoyaban muchísimo. Me llevaban me traían. No sé si yo me prestaba para eso o que. Tuve la oportunidad de estar en muchos hogares sin pensarlo. Era muy sociable y no tenía problemas para relacionarme.
-¿Qué es para usted enseñar?
-Para mi enseñar no es simplemente darle la instrucción. Vamos a separar la instrucción que le das para que ellos accedan a la enseñanza de las letras y que aprendan a leer y escribir para que ellos se manejen solos. Es para que tengan independencia. No es solo eso es también la base de lo que yo por ejemplo, cuando jugábamos o estábamos con los otros niños. También les explicábamos cuando nos preguntaban y porque tal cosa y porque eso no se debe hacer. Eso era el principio de las plataformas que teníamos de los principios y valores que nos daban. Eran muy rígidos para los valores. Mi padre nos exigía bastante, era un gran padre.
-¿Cuáles fueron sus principios fundamentales que quiso transmitirle a sus alumnos?
-Ante todo tuve una niñez muy feliz. Nunca me hicieron bullying como se llama ahora. Siempre en un sentido de la igualdad. Lo que yo siempre les quise transmitir a mis alumnos era que todos somos iguales. Además yo tenía una base cristiana muy fuerte. Nosotros nos criamos prácticamente dentro de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen con la compañía muy cercana del padre Aschieri. Un padre que tenía sus valores muy firmes y los decía con mucho ímpetu.
-¿Cómo ve usted a la escuela de su tiempo vivido con la actual?
-Yo con la escuela actual no tengo un contacto directo. En la escuela de antes en las que yo conviví yo estaba encantadísima. Mis alumnos eran como mis hijos y compañeros. Incluso si y o me quedaba un ratito mientras iban saliendo siempre se desviaba uno a realizarme alguna pregunta. Cuando estás dando una clase de algo, algo objetivo estamos en botánica dando las partes de la planta, a veces la pregunta no tiene nada que ver pero para el niño es importante realizarla. Estamos en una transición en la educación donde el papel desaparece y el libro no va a desaparecer nunca. Los niños saben que están en una transición. Pasaron una pandemia, una situación que nadie la esperaba. Estamos sacándolo a los chiquitos de ahí. Les está costando a la escuela salir de lo que pasamos
-¿Usted cree que la escuela es un lugar de inclusión social?
– Si y digo que sí. Vos te olvidas de todo con los chiquilines. No importa su color de piel, su condición social, su religión. En las escuelas rurales en mis tiempos se veía otras realidades. Para los niños del medio rural la naturaleza es su amiga.
A veces llegaban descalzos y uno se preocupaba para que tuvieran su calzado y uno se los compraba. La escuela era muy importante y la comisión fomento también lo era.