Por Andrés Torterola.
En el mes de marzo se abrirá en Salto un Grupo de Mujeres que sufrieron Abuso Sexual, el proyecto es llevado adelante por la ONG el Abrojo y El Paso, CAMBIO entrevistó a la coordinadora general de los grupos de Mujeres, Soledad González. Ese proyecto tiene en uno de sus ejes al grupo de mujeres que sufrieron violencia sexual, se está desarrollando en 6 departamentos, están funcionando en Montevideo y Canelones, y se está trabajando en Rivera, Salto, Flores y Cerro Largo.
GRUPO DE AYUDA
Los grupos son integrados por mujeres mayores de 18 años que voluntariamente se postulan para integrarlos, lo pueden hacer a través de un mail o WhatsApp, participan de una entrevista individual con la psicóloga a cargo y cuando se llega al número de 12 participantes comienza a funcionar, durante 6 meses, una vez por semana, dos horas de manera totalmente gratuita, además cuenta con asesoramiento legal, para aquellas mujeres que quieran efectuar denuncias. González dijo que no importa las características del abuso sexual, puede ser una situación que haya sido vivida hace 30 años o el año pasado.
TRAGEDIA PERSONAL
O TRAUMA
Algunos testimonios de mujeres expresan que la mayoría habían realizado terapia individual, pero tenían la sensación de que algo faltaba. Sentían soledad y culpa.
Estos sentimientos fueron haciéndose más livianos en cada encuentro. Consideraronque el espacio de cuidado, donde poder hablar y escuchar colectivamente, no es una red con la que cuenten la mayoría de las víctimas de abuso sexual. Desde las vivencias arribaron a la conclusión que, en general, el abuso sexual se transita con mucha soledad, se vive como un suceso de la intimidad, adquiriendo así una dimensión de tragedia personal.
Es importante reflexionar que la “tragedia personal” o “trauma” no sólo deviene del hecho concreto del abuso en sí, sino también de “todos los sucesos del después” que conforman parte del contexto familiar, social, político, geográfico y económico, dónde sucede y cómo sucede.
AISLAMIENTO
El aislamiento y soledad son propiciadas por un contexto social que produce, encubre y legitima estas formas de violencia. En ese sentido se habla del “silencio obligatorio”, que no sólo responde a la incapacidad de contar cada experiencia sino también a la falta de escucha adecuada y cuidado de la sociedad en general. En relación a este aspecto están involucradas todas las instituciones como las familias, los Centros Educativos y de Salud, entre otros, que tienen responsabilidad al momento de detectar e intervenir en las situaciones de abuso. Contar la experiencia es vivido muchas veces como una carga, que deposita en las mujeres abusadas el cuidado del entorno, ya que hablar sobre el abuso desestructura a las relaciones de poder imperantes en la sociedad. A partir de los encuentros pudieron darse cuenta de la importancia de devolver esa culpa que cargaban a los verdaderos culpables, lo que implicó comprender que no tuvieron responsabilidad en lo que les pasó y que el abuso sexual en todas sus formas trasciende la experiencia individual ya que es también social y política.