El INAU registra desde el año 2020 más de un caso por año de niños que debieron ser hospitalizados por ingesta de droga. Asimismo, la cifra aumenta en mujeres que consumen durante el embarazo. El fenómeno es universal y no se trata únicamente de la condición de droga en sangre, sino el ambiente de crianza. Durante las consultas hay un porcentaje de madres que declara haber consumido alcohol, tabaco, o sustancias ilícitas antes del embarazo.
EMBARAZOS NO BUSCADOS
Las últimas cifras señalan que más de 650 mujeres habían declarado en algún momento del embarazo que estaban en situación de drogas. El organismo posee además el dato que sus embarazos no fueron intencionales y no estaban buscando al niño en un 70% cuando eso en la población general corresponde a un 35%, o sea el doble de madres que no tienen intencionalidad. Estas mujeres en situación de drogas y de violencia tuvieron un embarazo que no era lo que habían planificado para su vida y deberían tener acceso antes de que se produzca el embarazo a una planificación que les de la tranquilidad, ya sea con implantes o con DIUs, a diferir ese embarazo hasta el momento que ya esté en situación de criar.
IMPACTOS EN EL NIÑO
Se considera que el mayor estrés y adversidad inicial está dado por prácticas de crianza que no son las que el niño necesita, sea el abandono, el depositarlo en un hospital en espera de que algún juez decida o estar en un ambiente de violencia en donde el niño no tiene la posibilidad de expresar su máximo potencial de desarrollo.
