jueves 17 de abril, 2025
  • 8 am

Un sueño

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce De León
Todos tenemos necesidad de tener nuestros sueños-
Los sueños siempre apuntan a un mañana y, por lo tanto, a una realidad con posibilidades.
Un mañana donde las cosas serán distintas por más que el hoy resulte llevadero y sencillo.
Un mañana de realidades distintas que implicará abrir una página nueva colmada de interrogantes y situaciones por descubrir y aprender.
No sueño con un futuro de comodidad y bienestar sino con un futuro de servicio y disponibilidad.
Un futuro de cercanía y vida compartida.
Sueño y me imagino en una tarea para comenzar. Sé que, en cierta medida, he reiterado mucho mi sueño hasta transformarlo en casi un deseo.
Sueño con los ojos cerrados o abiertos. Sueño en la noche o durante muchos momentos del día.
Sueño y sé que su realización no depende, únicamente, de mí.
Sé que no está en la soledad de mis manos poder, algún día, hacerlo realidad por más que mi ser está ya disponible para ello.
Durante mucho tiempo soñé con poder, alguna vez, poder salir a “cartonear”
Gracias a la buena voluntad de una persona pude hacerlo realidad. Fue una tarde súper gratificante. Fueron varias horas hurgando en bolsones o tachos. Poco a poco el pequeño camión se iba llenando de cartones que ellos iban acomodando ordenadamente. Charlamos de la actividad y sus logros y dificultades, de su funcionamiento y sus proyectos.
Esa tarde me sentí dichoso de poder cumplir con un sueño que tenía en mí muchísimos años de existencia.
Ahora sueño con otro sueño aunque tenga la certeza de que no todo dependa de mí aunque tengo el derecho a conservarlo como sueño posible.
Es un sueño de casas sencillas y calles de tierra.
Es un sueño de pobreza y dificultades, de medios limitados y comodidades ausentes.
Es un sueño de trillar calles y conversar con personas que deberé ir conociendo.
Es un sueño de dar una mano y aprendizaje constante.
Es un sueño donde nada será fácil y deberé aprender permanentemente para ser verdaderamente cura con ellos y para ellos los rostros de mi sueño.
Sueño y no puedo evitarlo.
Sueño y me limito a esperar poder realizarlo.
Sueño y pongo al mismo en las manos de Cristo puesto que es Él el único que lo puede hacer totalmente verdad.
Sueño y deseo serle útil sirviendo donde pueda ser más necesario aunque ello no coincida con mi prolongado sueño.
Sueño y deseo mi sueño sea parte del proyecto de Dios y no únicamente un gusto particular.
Sueño y sé que deberé gastar mi vida para poder hacerlo realidad y no simple y únicamente un sueño.
Sueño y lo hago oración para que me encuentre dispuesto a estar disponible para lo que sea. Si se hace realidad que sepa vivirlo positivamente. Si no es voluntad de Dios que sepa aceptarlo como tal.
Sueño y sé que ello no me impide, hoy, poner lo mejor de mí en lo que realizo. No me hace vivir de brazos cruzados sino intentando ser, pese a mis mucho errores, lo más útil posible.
Mientras tanto sueño y mi sueño me inquieta y predispone a continuar soñando puesto que hacer tal cosa es de mi agrado.
Sueño y continúo soñando mientras los días pasan y espero.