Dra. Rosa Blanco y Dr. Alfredo Abelleira, dos abuelos a distancia, aunque muy presentes mediante la tecnología. Con un solo hijo, Francisco, son abuelos de dos nietas, Juanita (4) y la bebé Filipa, que viven en España con sus padres. Cuando están junto a ellas, aprovechan esos días al máximo el tiempo con sus nietas. A la más grande la llevan al jardín, le compran frutas y otros alimentos al regresar, en tiempos libres juegan con ellas y juntos aprenden cosas nuevas. Se enteraron que iban a ser abuelos por primera vez un día almorzando, y sin dejar terminar el plato, Francisco y su esposa les dieron la noticia. “No me lo esperaba, sinceramente fue una gran sorpresa” expresó Abelleira. “Fue un momento único, mi hijo y su esposa vivían en ese entonces en Buenos Aires, vinieron de sorpresa para mi cumpleaños y nos dieron la noticia, es inolvidable, me acuerdo hasta la ropa que tenía puesta” dijo Blanco.
TODO CAMBIÓ
Sintieron que todo cambió, conectar con esa vida dentro de la pancita de la mamá no tiene comparación. Describen a Juanita como una niña muy alegre, inteligente y muy dispuesta, siempre positiva a hacer actividades, y hace pocos meses que conocieron a la bebé, Filipa.
“Es raro vivir un nacimiento a distancia, te informan que está por dar a luz y en esos minutos de suspenso para uno, que queda esperando si salió todo bien, te llega un mensaje o una llamada avisando que ya nació y todo está bien, como que todo ya llega listo” dijo Abelleira sobre el nacimiento de su segunda nieta.
QUE LES QUEDE EL RECUERDO
Ambos con mucho amor, piensan en cosas que a futuro, hagan que Juanita y Filipa los recuerden. Han plantado un árbol en su casa por ejemplo, para que ellas y futuras generaciones puedan estar debajo de esa sombra sabiendo que fue plantado por ellos. Rosa hace cosas con sus nietas que extraña mucho en el tiempo cuando Francisco era pequeño, como bañarlas, leerles un cuento, acompañarlas, jugar, y Alfredo se considera el abuelo que hace los chistes para hacerlas reír, las compras, así como también compartir momentos con ellas y dejarles enseñanzas de vida. Concuerdan en que el tiempo pasó muy rápido, aunque se dedicaron mucho a su único hijo, en un abrir y cerrar de ojos Francisco era adulto y se había independizado. Hoy por hoy, reviven momentos como abuelos con la particularidad de estar lejos, lo cual consideran difícil, pero son muy felices dejando su huella.
AMOR, LÁGRIMAS Y EMOCIÓN
Entre lágrimas y muchas emociones, dedicaron unas palabras a sus nietas. Alfredo: a mis nietas las amo totalmente, son las más lindas del mundo para mí, tienen los ojos más hermosos que he visto en mi vida. Ahora a mi hijo también le quiero decir que espero el varón para hacerlo de Peñarol, (risas). Rosa: son el regalo más lindo que Dios me ha dado, todo el que es abuelo me va a entender, son lo más amado del mundo, para mí son mi vida entera.