
El monóxido de carbono no tiene olor y las personas no se dan cuenta que hay una concentración alta de este gas en una habitación. Puede causar daños cerebrales y fallas cardíacas. Los casos de intoxicación con monóxido de carbono, un gas que se genera por la combustión en estufas a leña, supergás o querosene pueden ser mortales, por esa razón se lo llama muerte silenciosa. En invierno, y más aún en días tan fríos como los de esta semana, se suelen encender estufas de este tipo durante más tiempo del habitual, lo que puede provocar concentraciones de monóxido de carbono imperceptibles para las personas.
MUERTE DULCE
El monóxido de carbono es un gas que se genera siempre que hay combustión, siempre que hay un fuego, desde una estufa de leña, una estufa de querosene o de supergás siempre se genera monóxido. Y donde hay esas estufas debe, obligatoriamente, haber buena ventilación. Se trata de la “muerte dulce” y suele ser un elemento a tener en cuenta cuando no se tiene la ventilación necesaria en la casa. Cuando eso no ocurre, el monóxido de carbono es insípido, no tiene olor, nadie se entera que hay una concentración muy alta y eso puede afectar tanto a los niños, a los bebés, a los niños pequeños, pero también a los adultos y a los adultos mayores sobre todo.
INTOXICACIÓN
El médico indicó que durante una intoxicación con monóxido de carbono la sangre transporta este gas a los tejidos y puede provocar daño cerebral y fallas cardíacas. Para evitar estas consecuencias graves en la salud lo que hay que hacer es tener bien ventilada la habitación donde se encendió la estufa.