Por Cary de los Santos Guibert.
El viajero francés Arsene Isabelle, referido a su visita a la Villa del Salto Oriental, en octubre de 1833, nos relata en su libro «Viaje a Buenos Aires y Porto Alegre». Dice así:
«…Algunas casas blancas, cuyas ventanas brillaban al sol, nos señalaron el Salto. Es una población situada sobre una altura aislada, que forma una península en la época de crecientes del río Uruguay. No había más que 5 casas de azotea; las demás habitaciones eran ranchos, bien hechos, blanqueados exteriormente. La iglesia también era un rancho. Al costado de su entrada, se había levantado un simulacro de campanario en forma de portada, donde estaban suspendidas dos campanas de gran tamaño. Las-calles son como en toda la Banda Oriental: bien delineadas y provistas de aceras, correspondientes a los cuatro puntos cardinales. No hay todavía alumbrado en ellas, pero se instalará pronto. De cada lado de la población, al Norte y al Sur, hay un arroyo boscoso, corriendo por un profundo valle hasta el Uruguay. Durante las crecientes del río, el costado Sur se inunda, y entonces hay agua bastante para que las goletas y balandras puedan aproximarse al muelle pero en las bajantes los navíos deben quedar en el Saladero del Corralito para cargar y descargar. Hay una escuela primaria elemental costeada por el Gobierno…»
Dos años después de la visita a la progresista Villa del Norte, el viajero francés se ocupará en la dirección de la realización de una carta geográfica de la República del Uruguay (Banda Oriental) y Río Grande del Sur – San Pedro.
FOTOS
– Ranchos de palo a pique en la calle Arapey (hoy Brasil) formando esquina con calle Sarandí (hoy Amorim). Tomado de la Sala 2 – Cultura Misionera del Museo del Hombre y la Tecnología.
– Tomado de la Biblioteca Digital