Pasar al contenido principal

Ing. Agr. Alejandro La Manna - INIA: El estrés calórico, el costo invisible que los productores ya no pueden ignorar

El Ing. Agr. Alejandro La Manna, técnico del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), fue el disertante de la jornada "Estrés calórico: el IVA oculto de la ganadería", organizada junto a Cooperativa Calsal, insistió en que la mitigación del estrés calórico es económicamente rentable y que la falta de previsión puede costar vidas animales y pérdidas de rendimiento difíciles de revertir.
La Manna recordó que los trabajos de INIA en vacas lecheras y bovinos en corral muestran pérdidas que "han llegado al 25% por no tener mitigación" en períodos de 90 o 100 días. En términos de carcasa, señaló diferencias de hasta 17 kilos cuando no se aplican medidas básicas de adaptación. "Si le ponen los números, sale solo", afirmó. La clave es que el bienestar animal "se paga", porque el desempeño productivo responde de forma inmediata cuando se disminuye la carga térmica.
En ese sentido, subrayó que el costo de las soluciones es relativamente bajo frente a los beneficios. "Una sombra está entre 18 y 20 dólares el metro cuadrado", explicó, lo que para ganado de carne implica apenas 2,5 a 3 m² por animal. Aunque pueda parecer una inversión significativa, en su análisis "es una de las medidas que se paga bastante enseguida".
Sombra o aspersión
La investigación de INIA muestra que no existen diferencias productivas sustanciales entre sombra y aspersión. Sin embargo, cada alternativa tiene particularidades. Mientras la sombra demanda una inversión inicial mayor, la aspersión exige disponibilidad de agua y conlleva riesgos de formación de barro. "El aspersor por lo general necesita mayor cantidad de agua y también me forma barro", aclaró.
Ese barro, combinado con calor extremo, puede desencadenar "la tormenta perfecta", en palabras del técnico. El animal cambia sus patrones de alimentación, se arriesga a episodios de acidosis y disminuye su bienestar. En corrales, las temperaturas del piso pueden alcanzar 50 a 60 grados, superando incluso las mediciones en superficies de cemento oscuro. En esos escenarios, la sombra reduce las temperaturas del suelo a 28 o 30 grados, permitiendo que el animal pueda echarse y disipar calor.
La mortandad, aunque difícil de cuantificar en un número único por la variabilidad de los sistemas, existe y afecta principalmente a tres categorías: animales gordos, recién llegados al corral y aquellos clínicamente comprometidos. "Son las categorías que más cuidado requieren", enfatizó. Y recordó que cada baja representa, además del daño sanitario, una pérdida económica directa: "Con el ganado que se murió ya se habría pagado la sombra".
Producción lechera
Si en los corrales de engorde los resultados son contundentes, en lechería son incluso más visibles. En vacas de alta producción -aquellas que rondan los 30 a 32 litros diarios-, ofrecer sombra puede significar "5 a 7 litros más por día". A valores actuales, esos litros adicionales representan aproximadamente 2,45 dólares extra por vaca por día.
Con ese cálculo, La Manna señaló que "en un verano ya lo pago", haciendo referencia al costo del sombreado. Pero los efectos no terminan ahí. Las vacas preñadas próximas también muestran respuestas importantes. Según INIA, solo por tener acceso a sombra, producen "un litro más por día en la lactancia siguiente", lo que impacta en todo el ciclo productivo. La cría, además, se beneficia indirectamente porque enfrenta menos estrés térmico durante las últimas etapas de gestación de la madre.
Incluso en lactancias medias el efecto es relevante: "Fueron cerca de dos litros más", comentó. La evidencia demuestra que el impacto positivo atraviesa categorías y sistemas, y que la decisión de invertir en mitigación térmica se amortiza no solo en mayor leche diaria, sino también en salud y longevidad del rodeo.
Pelaje, fisiología y una cuestión de biotipos
Uno de los mitos frecuentes es reducir el problema a la simple diferencia entre pelajes oscuros y claros. Aunque el color influye, La Manna aclaró que el fenómeno es más complejo. El pelaje oscuro absorbe más radiación, pero también cuenta la cantidad y distribución de glándulas sudoríparas.
Las razas cebuinas, por ejemplo, poseen una mayor capacidad de transpiración y toleran mejor el calor que las británicas. "Prácticamente sienten el calor después que las Angus", ilustró. Sin embargo, ningún biotipo está exento de riesgo cuando las temperaturas y la humedad se combinan en niveles extremos.
El técnico explicó que la radiación proviene de múltiples fuentes: el sol directo, el calor ambiental y el calor que asciende desde el suelo. En ese contexto, sin sombra, el ganado no logra compensar la acumulación térmica, lo que afecta su comportamiento natural. "El animal tiende a no echarse porque recibe más calor si se echa", señaló. Con sombra, en cambio, la ecuación cambia: el animal reduce su temperatura corporal y puede mantenerse en confort térmico durante más horas del día.
Alimentación y manejo 
La nutrición también forma parte de la estrategia de mitigación. Aunque la sombra y la aspersión son prioritarias, la dieta puede ajustarse para reducir la carga térmica metabólica. Entre las prácticas recomendadas, La Manna mencionó aumentar la fibra cuando no se dispone de infraestructura, ya que el consumo total disminuye en situaciones de calor extremo. También señaló que ciertos aditivos están en estudio, aunque aún no existen cifras concluyentes para recomendarlos ampliamente.
Otro aspecto clave es el horario de alimentación. "Dar las comidas más grandes en la tardecita" es una forma de evitar que el pico de calor metabólico coincida con las horas de mayor temperatura ambiental. También aconsejó evitar movimientos de ganado en horarios críticos para no sumar estrés innecesario.
En relación al barro -un problema frecuente en sistemas de aspersión-, recordó que puede alterar seriamente el comportamiento alimentario, fomentar la acidosis y deteriorar la sanidad podal. De ahí la advertencia: calor y barro son una combinación explosiva.
Planificar antes del verano
El especialista insistió en que la mitigación no debe improvisarse. "No esperen al verano; tengan un plan con su asesor", dijo. La infraestructura requiere tiempo y previsión, y la falta de planificación deja al productor sin herramientas cuando las olas de calor ya están instaladas.
Como apoyo adicional, destacó la utilidad de la aplicación desarrollada por INIA, "Thermo Stress", disponible dentro del sistema Móvil. La herramienta permite visualizar el índice de estrés térmico para múltiples localidades y anticipar la evolución del fenómeno hasta siete días por adelantado. "Ya me permite prever los calores y tomar acción", explicó.
Y si la situación llega a un extremo sin alternativas de mitigación inmediata, La Manna fue claro: "Es preferible abrirles y que se vayan a un monte". La preservación del animal, recordó, es siempre prioritaria y las pérdidas por mortandad son demasiado costosas para cualquier establecimiento.