Por Andrés Torterola
La redacción de CAMBIO ha recibido cinco videos que documentan un alarmante episodio de vandalismo: un grupo de niños del barrio San Martín destruyendo los vidrios de la Escuela Nº 98, este hecho no es aislado y forma parte de una serie de ataques que la institución educativa ha enfrentado en los últimos tiempos. Carlos Torena, quien ha colaborado con la escuela durante aproximadamente 10 años, señaló que los problemas de robo y saqueo comenzaron en diciembre del año pasado. A pesar de haber tomado medidas para reforzar la seguridad, los actos vandálicos han continuado de manera recurrente, incluyendo la rotura de vidrios y daños a la estructura del edificio.
INACCIÓN DE LA POLICÍA
Se reportó una pérdida estimada de aproximadamente $U 300.000 se trata de una escuela pública, un hecho que ha generado preocupación e indignación en la comunidad. Según lo informado por Torena, se realizó todo tipo de denuncias, tanto de manera escrita como verbal, adjuntando evidencia contundente que incluye fotos, videos y los nombres de los presuntos responsables, niños y adultos. A pesar de haber presentado estas pruebas ante las autoridades policiales, los efectivos alegan que no pueden actuar al respecto, lo que ha generado indignación en los denunciantes. El caso pone en evidencia la necesidad de revisar los procedimientos y las competencias de las instituciones responsables, así como de implementar medidas que garanticen la seguridad en los espacios educativos. La comunidad escolar del barrio San Martín exige una respuesta inmediata y efectiva por parte de las autoridades correspondientes para evitar que estos actos de vandalismo queden impunes y se repitan en el futuro.
DENUNCIA EN FISCALÍA
La comunidad del barrio, profundamente preocupada por el deterioro del centro educativo, se ha movilizado en un esfuerzo colectivo para buscar soluciones. Los vecinos organizaron una recolección de firmas y llevaron a cabo diversas gestiones para visibilizar la problemática y solicitar la intervención de las autoridades competentes. A pesar de estos esfuerzos, la escuela sigue enfrentando un nivel de destrozo generalizado que amenaza su capacidad para cumplir con su misión educativa.
