lunes 3 de febrero, 2025
  • 8 am

Con ojos de perro

Armando Guglielmone
Por

Armando Guglielmone

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Por Armando Guglielmone
En estos tiempos que nos tocan vivir, las cosas no están siendo precisamente fáciles. Basta con andar en la calle con los ojos extirpados de la pantalla del celular y puestos a observar el entorno para verlo. La falta de respeto, el desprecio por lo bueno, el aumento de la delincuencia y basura tirada por todos, en todos lados, dan pocas ganas de ver. Cuando observo a los perros mientras trabajo con ellos e incluso mirando los otros perros, los que están solos o con otras personas, veo algo particular. Su mirada sigue constante, es que no parecen percibir el deterioro que nos va cubriendo de a poco, su interés es siempre el mismo, dar y recibir atención, cariño.
Disfruto cuando al acariciarlos su rostro denota placer y alegría, ver como buscan el contacto con uno pues se sienten seguros y bien tratados, es una sensación que no la simulas. Cuando veo personas que dicen trabajar con ellos y, al igual que un hipócrita, los acarician cuando se sienten observados o que han sido atrapados en falta, me da indignación. Y esto es porque veo la mirada de esos perros, resignada y sin brillo. Es que ellos no saben que eso no es justo, simplemente lo aceptan, y los que se resisten, generalmente cargan con duras consecuencias.
Cuando estoy a veces acariciando alguno que está tirado panza arriba disfrutando el contacto, y pasa algún necio y en una representación pura de ignorancia imita un ladrido en tono burlón, la mirada del perro no cambia. Yo me puedo sentir molesto ya que nunca me llevé bien con los necios, pero el ver los ojos del perro imperturbables como diciendo, no vale la pena, sigamos con esto que está bueno, te enseña a no darle mayor importancia a algo que no lo tiene.
Los ojos de los perros son sinceros, te demuestran como son, para bien o mal. No hay malicia, solo reaccionan acorde a los estímulos, pero sin prestar atención a lo que está mal. Obviamente, no pueden hacer valoraciones morales sobre el deterioro general pues no tienen, o al menos eso creemos, la capacidad de hacerlo. Tal vez lo ven y no lo manifiestan para que no nos sintamos peor aún. Como sea, sería bueno poder ver las cosas con ojos de perros, para alegrarnos con lo bueno y no angustiarnos más de lo necesario con lo que no lo es, tal vez así sería más llevadero todo, más de perro.