
En un contexto global marcado por la creciente demanda de seguridad alimentaria y sostenibilidad, Uruguay y China han consolidado su alianza estratégica en el sector agrícola mediante una serie de acuerdos bilaterales que incluyen proyectos de innovación tecnológica, facilitación comercial y cooperación institucional. Durante la reunión del 1 de marzo entre el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Alfredo Fratti, y su homólogo chino, Han Jun, se establecieron mecanismos para ampliar el acceso de productos uruguayos al mercado asiático y promover iniciativas conjuntas en agricultura inteligente. Estos avances se complementan con declaraciones recientes que confirman el interés chino en mantener su inversión en Uruguay, reforzando una relación que ya cumple 35 años de intercambio comercial y diplomático.
Zonas francas y reducción arancelaria
El encuentro en el Palacio Estévez, seguido de un diálogo técnico en el hotel Radisson, permitió a ambas delegaciones analizar los principales productos de la balanza comercial, como carne bovina, lácteos y granos. China propuso explorar oportunidades en provincias con zonas francas, donde Uruguay podría beneficiarse de aranceles preferenciales para posicionar sus exportaciones. Este enfoque se alinea con la estrategia uruguaya de diversificar mercados y reducir dependencias, especialmente tras la interrupción de dos años en las exportaciones lácteas a China, reactivadas recientemente con el acuerdo entre Conaprole y la empresa Yili.
El ministro Fratti destacó la importancia de avanzar hacia un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, una negociación que sigue vigente y que podría eliminar barreras arancelarias para el 95% de los productos agropecuarios uruguayos. Esta perspectiva cobra relevancia ante el proteccionismo creciente en otros mercados y los desafíos logísticos globales.
Agricultura inteligente
Uno de los pilares del acuerdo es la cooperación en agricultura de precisión, donde China propuso replicar en Uruguay el modelo de granja demostrativa implementado en Chile. Este proyecto integraría tecnologías como sensores IoT, drones para monitoreo de cultivos y sistemas de gestión de datos para optimizar rendimientos y reducir el impacto ambiental. La iniciativa no solo busca modernizar la producción local, sino también posicionar a Uruguay como plataforma de innovación para el Mercosur, aprovechando su reputación en trazabilidad y sostenibilidad.
Además, se acordó crear un Comité Conjunto de Agricultura y un Plan Quinquenal (2026-2030) para estructurar programas de capacitación, intercambio de expertos y desarrollo de prototipos tecnológicos adaptados a las condiciones climáticas y de suelo uruguayas.
Fortalecimiento de la arquitectura diplomática
La agenda bilateral incluyó la reactivación de la Comisión Mixta, un mecanismo de diálogo suspendido desde 2022, que permitirá abordar temas sensibles como certificaciones sanitarias, estándares de calidad y propiedad intelectual. Paralelamente, se avanzará en la firma de memorándums de entendimiento en investigación agropecuaria, con énfasis en genética animal, manejo de suelos y energías renovables aplicadas al riego.
El ministro Fratti confirmó una visita oficial a China en el tercer trimestre de 2025, donde se espera concretar acuerdos en financiamiento verde para proyectos de bioeconomía y economía circular, áreas prioritarias para ambos países35.
Conaprole-Yili
Aunque el acuerdo entre la cooperativa láctea uruguaya Conaprole y la gigante china Yili se firmó el 8 de febrero, su implementación en marzo incluye nuevas iniciativas como la creación de un centro de I+D en Maldonado, enfocado en desarrollar productos funcionales y envases biodegradables. Este proyecto, respaldado por una inversión inicial de US$ 20 millones, refleja la confianza de Yili en la cadena láctea uruguaya, que ya abastece el 15% de sus importaciones.
Gabriel Valdés, gerente de Conaprole, subrayó que la alianza trasciende lo comercial: «Intercambiamos conocimientos en bienestar animal y reducción de emisiones de metano, aspectos clave para cumplir con los requisitos ambientales que exigirá China en los próximos años».
Oportunidades
China, que actualmente importa el 30% de los alimentos que consume, enfrenta una demanda creciente de proteínas animales y productos orgánicos, impulsada por una clase media que supera los 600 millones de personas. Uruguay, con su matriz energética renovable y sistemas de producción certificados, podría incrementar un 25% sus exportaciones agroindustriales hacia el país asiático para 2030, según proyecciones del MGAP.
Sin embargo, persisten desafíos como la competencia con otros proveedores (Australia, Nueva Zelanda), los costos logísticos y las exigencias de digitalización de cadenas de suministro. Al respecto, el Plan Quinquenal incluye fondos para implementar blockchain en la trazabilidad de carnes y lácteos, una medida que agilizaría los trámites aduaneros.